CAPÍTULO 1

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   Kanon se encontraba completamente solo. Después de destruir el Pilar Central de Imperio, todos los caballeros de Athena habían abandonado el lugar, que pronto se hundiría entre las aguas. También Siren se había marchado, acompañando fielmente a Julián. “Traidor”, murmuró para sí. “Se juró a sí mismo ser fiel a Poseidón hasta el final, y él mismo ayudó al caballero de Andrómeda a destruir los Pilares del Atlántico. Y ahora...”

“¿Qué es lo que voy a hacer? Supongo que lo mejor será irme de aquí, olvidar todo esto y aguardar otra oportunidad. Pero estoy tan harto... quizás deba quedarme aquí, y dejar que las aguas sean mi tumba. Lo que más me duele es saber que cuando me encuentre en el mundo de los muertos Saga me dirá: “te lo dije, tus planes jamás hubieran triunfado”.

Kanon  bajó la cabeza y decidió esperar a que el fin llegara, después de todo, ya no había nada que hacer...

-        Vaya, vaya... – rió una voz -. Nunca creí que el Dragón de los Mares fuera tan débil, ni que se fuera a rendir tan fácilmente.

Kanon se dio la vuelta sobresaltado.

-        ¿Quién está ahí? ¡Responde!

De nuevo se oyó la misma voz, riéndose, burlándose del general. Poco a poco, del interior del Templo de Poseidón avanzó una sombra que se fue convirtiendo en la figura de una mujer de piel morena y pelo rojizo, que vestía una túnica violeta. En sus manos había un cetro que a Kanon le recordó ligeramente a Niké, la Diosa de la Victoria que acompañaba siempre a Atenea.

La mujer se plantó ante Kanon y le dedicó una mirada malévola.

-        Mi nombre es Sheeva, y soy una sacerdotisa de Poseidón. Llevo aquí mucho tiempo, más del que tú puedas imaginar.

-        ¿Una sacerdotisa?- Kanon dudó un momento-. ¡Mientes! Llevo aquí varios años y nunca he sabido de ti.

-        Y sin embargo... he estado aquí siempre. Yo soy como tú, general, he estado esperando la oportunidad para sacar partido a la guerra de Poseidón. Estaba allí... el día que rompiste el sello de Atenea. Sé lo que has intentado hacer... pero yo también he estado esperando una posibilidad.

-        ¿Qué quieres decir?

-        Kanon de Géminis, aún podemos utilizar a Poseidón y lograr nuestros propósitos... pero debemos colaborar. En este momento yo soy la única que puede convencer a Poseidón para que nos ayude.

-        ¿Y por qué me necesitas a mi?

-        Lo verás llegado el momento. Tienes que cooperar conmigo. ¿Qué me dices?

Kanon analizó la mirada de aquella mujer. Era evidente que era ambiciosa, muy parecida a él... y por eso precisamente desconfiaba de ella. Pero no podía dejar que alguien se pusiera por delante de él.

-        Acepto.

Sheeva sonrió.

-        Sabía que lo comprenderías. Sígueme.

La mujer lo condujo por las salas del Templo de Poseidón hasta una habitación que el Dragón de los Mares no había visto en su vida. Había un altar en el centro de la estancia, y varios recipientes repletos de ingredientes extraños. La mujer tomó algunos de ellos y pronunció un cántico en un idioma extraño.

“Magia negra”, pensó el general de las marinas.

Acabado el cántico, la mujer se volvió hacia Kanon.

-        Esto nos dará algún tiempo... hasta que hayamos conseguido la ayuda de Poseidón.

-        ¿Poseidón? ¿Estás loca? ¡Acabamos de perder la guerra, estará furioso!

Kanon de Géminis: Asgard vs PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora