El golpe de la flauta dejó a Alberick sin resuello, tendido en el suelo y haciendo esfuerzos por respirar. En su vientre se dibujó una mancha sanguinolenta.
- Harías mejor en rendirte ahora que estás a tiempo – propuso el general.
Alberick no pudo responder siquiera, estaba ocupado tratando de recobrar la respiración.
- Como quieras, guerrero.
Siren se llevó de nuevo la flauta a los labios para entonar su sinfonía en fa mortal. Las notas fluyeron por el aire lentamente hasta llegar al cerebro del guerrero, que se llevó las manos a los oídos tratando de soportar el dolor, pero incapaz de conseguirlo. Comenzó a retorcerse en una lenta agonía y, sin antes le faltaba el aire, ahora deseó poder asfixiarse y acabar con aquella tortura.
Repentinamente, el general de Sorrent se detuvo.
Alberick respiró aliviado y se incorporó a duras penas.
- ¿Es que no ves el lamentable estado en que te encuentras? Detente, déjame el camino libre y olvida esto.
- ¡Jamás! Si yo muero, tú te quedarás aquí conmigo. ¡Lo juro! – chilló mientras hacía verdaderos esfuerzos por mantenerse en pie.
- Como quieras, una sola nota bastará para acabar con tus sufrimientos.
Alberick acababa de sentir un cosmos acercándose, y lo reconoció al instante. Sólo tenía que aguantar un poco más.
Siren se llevó la flauta a los labios nuevamente, pero no llegó a entonar su canción.
- ¡Que los Espíritus de la Naturaleza te fulminen!
El bosque entero volvió a revolverse, buscando los huesos de Siren para destrozarlos contra el suelo. El general no tuvo otra alternativa que cambiar de tonada una vez más.
El guerrero divino se tambaleó, tratando de hacer prevalecer su orden. El cansancio estaba venciéndolo, pero sólo tenía que aguantar unos minutos... fue incapaz de ello y, al los pocos minutos se desplomó sobre la fría nieve.
Siren cesó su canción y se acercó a su contrincante lentamente. Una vez estuvo a escasos centímetros de su cuerpo, tendido en el suelo, bajó la cabeza y habló:
- Has luchado valerosamente, guerrero. No mereces sufrir más. Descansa en paz, Megrez.
Alberick se mordió los labios y cerró los ojos, imaginando como su enemigo se disponía a entonar su canción...
- ¡Aguarda, Siren! – pronunció una voz.
Éste detuvo su ataque en seco y se volvió al lugar del que provenía el mandato.
- ¡Kanon! ¿Qué sucede?
- No lo mates, Siren... puede sernos útil – añadió a la vez que, con un brusco movimiento, agarraba a Alberick por el pelo, y lo obligaba a incorporarse -. Es más, estoy seguro de que ha estado esperando esta ocasión desde el primer momento... al parecer, éste fue el que quiso apoderarse de la espada Walmunga durante la batalla con Atenea... ¿no es cierto?
Alberick hizo una mueca burlona.
- Está bien... Alberick, escúchame con atención, si haces lo que yo te diga no sólo salvarás la vida, sino que serás compensado... pero... si me traicionas...
Kanon descargó su puño en el estómago del guerrero de Megrez.
* * *
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Kanon de Géminis: Asgard vs Poseidón
FanficTras la derrota de Poseidón, Kanon y una misterios sacerdotisa, logran reunir de nuevo a las marinas para vengarse de los habitantes de Asgard por haber ayudado a Atenea en su cruzada. Comienza una nueva guerra entre los guerreros de Asgard y las ma...