¡Vaya sorpresa era ella!

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Sabina tenía el pelo largo, rozaba el final de su espalda, era del color de la miel y nunca lo ataba, ella decía que quería que toda parte de su ser fuese libre, por eso vestía en ropa grande, pantalones de pijama, blusas holgadas y chanclas de todos los colores, casi se podía decir que era hippie, pero no lo era ella no defendía nada, no pertenecía a una causa, no pertenecía a un lugar y no iba con la onda, sus ojos eran negros. Parecía que no tenía, eran un hoyo sin salida, y yo caía en este cada día, sus labios eran rosados y pequeños, casi nunca los abría pero cuando lo hacia para hablar o sonreír nunca era en vano, ella no desperdiciaba palabras. Tenia un color de piel suave, manos delicadas pero aventureras, llenas de raspones, de seguro de trepar arboles y de largas noches de aventura, no era muy alta sin embargo era delgada, pequeña, una caja de sorpresa ¡Vaya sorpresa que era ella!

Sin AnclaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora