Su Tristeza

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Sabina habia cambiado, la veía desanimada, no era la misma, pasaba largas horas con un libro en la mano pero no lo leía, miraba a la nada, ya no salía, iba a la escuela y cuando volvía se acostaba, y nuevamente no cerraba los ojos, miraba a la nada, no sabia que hacia mientras no estaba, pero ya no se trepaba en el árbol del parque, era tanta su infelicidad que no podía pintarla aunque tratara, era como pintar su tristeza.

Sin AnclaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora