Capítulo 12

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Sus brazos estaban estirados hacia mí, con las palmas abiertas. Cerró los ojos y comenzó a murmurar.

Entonces, un dolor insoportable, indescriptible me golpeó con fuerza. Mucho peor que cualquier dolor que alguna vez haya sentido, fue como si un rayo me atravesara, partiéndome a la mitad.

El ataque inesperado fue lo suficientemente fuerte para tumbarme de mi asiento, estrellándome bruscamente contra el sucio suelo del lugar.

Otro rayo.

Un grito de puro dolor salido de mi boca ensordeció a todos alrededor, retumbando entre las paredes de aquel cabaret.

Otro rayo.

El dolor que sentía era demasiado para lograr pensar en otra cosa. Me mantenía en el suelo, retorciéndome y estrujándome en un intento por disipar el sufrimiento.

Estaba inmovilizada, paralizada en el momento. Me sentía incapaz de hacer otra cosa que no sea gemir de dolor y desear que acabe.

La magia que Mary-Doo estaba ejerciendo sobre mí me elevó un par de metros del suelo y volvió a estrellarme contra él de forma brusca.

Nunca había sentido un dolor semejante. Mi cuerpo pedía a gritos que se detenga, sumergido en agonía.

Otro rayo. Otro grito desgarrador. Observé a Klaus desde el suelo, retorciéndome en un intento por disipar el dolor.

Y yo que creía que los dolores menstruales eran lo peor que podía sucederme.

—¡Klaus!—chillé.—Tienes que ay-yudarme. Por favor.

Me observó a los ojos, pero no supe con exactitud qué estaba pasando por su cabeza. ¿Indiferencia, lástima, diversión? Sus sentimientos se mantenían ocultos en las profundidades de su mente.

Me vi obligada a apartar mis ojos de él cuando otro rayo me golpeó, arrastrándome varios metros más lejos.

Se estaba desatando una tormenta eléctrica allí dentro, y yo era un pararrayos.

Tal era el dolor que me invadía que ni siquiera noté cuándo el suelo había comenzado a temblar de forma espantosa, cual terremoto. Las luces no dejaban de parpadear, y un fuerte viento parecía dispuesto a volar todo allí dentro.

Volví a elevarme a varios metros del suelo, y antes de poder predecirlo, fui estrellada con fuerza contra la pared detrás de mí.

Tal había sido el impacto que algunos pedazos de la pared cayeron al suelo junto a mí.

—¡Detente!—rugió Klaus finalmente, de una forma tan amenazadora que hasta yo me sentí asustada.—¡Va a matarla! Si no se detiene en este mismo instante, juro que voy a hacerla sufrir cada segundo por el resto de su miserable vida, hasta que me ruegue de rodillas que la asesine de una vez por todas.

—Ella estará bien—dijo Mary-Doo. Me dolía cada parte de mi cuerpo, pero el hechizo parecía haber dejado de funcionar.—Una vez que comienza, el hechizo no puede ser detenido. Debo terminarlo.

—¡Detenga el hechizo ahora mismo, o yo lo haré! ¡Me importan un diablo todas esas patéticas reglas de brujas!

Mi respiración era agitada, el corazón estaba por salírseme del pecho. Mi visión era borrosa, y apenas lograba respirar.

—¿¡Quieres saber qué le sucede o no?!—gritó la morena, perdiendo la paciencia.

El híbrido guardó silencio.

—Eso creí.

Otro rayo me golpeó, con más fuerza que nunca. El grito de agonía y puro dolor salió antes de que pudiera evitarlo, lastimando mis cuerdas vocales. La magia que estaba siendo ejercida sobre mí me arrastró hacia la izquierda. Me estrellé con fuerza contra uno de los taburetes; éste se rompió ante el impacto de mi cabeza contra él.

Milènium | The Originals [Klaus/Elijah]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora