Segundo obsequio

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Volvía de la cocina cuando se encontró con sus dos amigos esperándola fuera de la sala común de Griffyndor. Ambos la miraban con expresiones molestas, confusas y curiosas a la vez.

-¡¿Se puede saber qué hacías hablando con Malfoy?- le preguntó Ron.

-Eso es cosa mía- le respondió a éste.

No pensaba contarle a nadie sobre la verdad y rogaba que Malfoy supiera guardar el secreto, que no se burlara de esa estúpida carta que encontró con sus amigos... si así era el chisme no tardaría en correr y sus amigos, inevitablemente se enterarían.

-Hermione... Ya sé que la situación mejoró un poco desde... lo de Voldemort, pero sólo estamos preocupados por vos- le dijo Harry.

Suspiró. Le contestaría, aunque fuera una mentira, sólo porque era Harry quien preguntaba y lo hacía amablemente.

-Aclarando unas cuestiones de pociones- le dijo mirando a sus dos amigos- Ahora, si me disculpan, tengo que ir a clases y, si mal no recuerdo, ustedes también.

El resto del día pasó con suma tranquilidad. Le asombró no escuchar que nadie decía nada sobre ella y la carta así que supuso que Malfoy no le dio importancia al hecho como para comentarlo con sus amigos, las demás serpientes.

Después de la cena se retiró a la sala común a hacer un poco de los deberes que le habían dado en las clases de ese día. El resto lo haría el día siguiente, cuando se levantase bien temprano por la mañana para ir a la biblioteca. Realizó el ensayo que había pedido el profesor de Defensa contra las Artes Oscuras y el de Encantamientos. El de Transformaciones lo haría mañana.

Suspirando se recostó en el sillón y cerró los ojos recordando lo sucedido en la cena.

Flashback:

Hermione mantenía su mirada perdida en un punto de la sala con los pensamientos muy lejos de allí. Más precisamente en el ser misterioso que le había entregado aquellas dos cartas y el broche.

-¿Hermy, estás bien?- le preguntó Harry apoyando su mano sobre su hombro.

Ella volteó rápidamente y la sonrisa apareció inmediatamente al verlo y sentir el calor de la mano de Harry sobre ella. Cada vez que él la tocaba, aunque sea accidentalmente, su corazón latía rápidamente y tardaba un poco en encontrar un hilo en sus pensamientos. Pero, como siempre, hizo su mejor esfuerzo para que esto no lo notara nadie.

-Sí, estoy bien... Sólo preocupada. Se me perdieron unas cosas.

-¿En dónde? Podrías preguntar a los elfos si lo vieron.- le aconsejó Ginny que estaba frente a ella.

-Esa es una muy buena idea- se apresuró a decir Harry con tal de recibir una sonrisa de la pelirroja.

Y la dichosa sonrisa no tardó en aparecer. Hermione apretó los labios y bajó los ojos a la mesa. Cada vez que entre esos dos había una mirada, casi cómplice y llena de amor, Hermione se sentía morir, como si una daga entrara en su corazón sin piedad una y otra vez.

-Ya hice eso- dijo trayendo de vuelta a la realidad a sus dos amigos- Ninguno lo vio.

-¿Y dónde lo perdiste?- insistió Harry quitando la mano.

-En la biblioteca... En realidad, iba a tirar aquellas cosas pero luego... me las olvidé sobre una mesa. Ahora quiero recuperarlas.

-¿Qué cosa era?- inquirió Ginny.

-Eh... un broche para el cabello y la nota de un amigo- le contestó diciendo medias verdades.

-Tal vez alguien la vio y lo tomó-comentó Harry.

Enamorando a HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora