Situaciones complicadas

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La primera semana de novios entre ellos, para Draco, fue la peor de todas. Porque a donde iba Hermione allí estaba en idiota de Potter siguiéndola con alguna tonta excusa que lograba convencerla para no apartarlo de su lado. Que quería ayuda en algunas materias, que estaba mal por lo que le había sucedido a con Ginny...

Así que los únicos momentos que podía pasar al lado de su novia eran en las horas de Pociones. ¡Ya casi ni siquiera podía besarla! Y él adoraba hacerlo... Pero eso se iba a acabar. Aquello no podía seguir así.

Molesto, ese día en la clase de Pociones a penas le habló. Sentía la mirada de Hermione posándose constantemente en él y notaba que quería preguntarle qué era lo que sucedía pero ambos sabían que no era conveniente interrumpir en las clases de Snape. Terminaron la poción en silencio y cuando el profesor dio la clase por finalizada él dio media vuelta dispuesto a marcharse sin siquiera mirarla. Pero antes de salir Draco sintió que Hermione tomaba su mano para detenerlo. Se volvió y la miró con frialdad.

-¿Qué quieres, Granger?- le preguntó.

Vio el dolor que le causó al tratarla de aquella manera, dolor que él mismo sintió al tener que hacerlo, pero ella tenía que darse cuenta que estaba molesto y que si quería estar con él tendría que separarse un poco de Potter.

-¿Podemos hablar?- inquirió ella tímidamente.

-¿Ahora quieres hablar conmigo? Porqué no te vas con tu perro faldero...

-¡Draco!... Por favor...

Se maldijo a sí mismo interiormente por no poder resistirse a ella. Intentando mantenerse firme en su decisión de mantener la frialdad, le hizo una seña para que lo siguiese hasta otra aula próxima a esa. Entraron pero antes de que pudiera decir algo los brazos de Hermione rodearon su cuello y su boca buscó la suya. Intentó no devolverle el beso pero ella acarició sus labios con la punta de su lengua y los mordisqueó suavemente haciéndole imposible seguir así ¿Cómo rayos haría para mantenerse frío si ella hacía esas cosas que lo dejaban tan... caliente? Rodeó con sus brazos la cintura de ella y la atrajo hacia él para comenzar a besarla casi con desesperación. Hermione enredó sus manos en su cabello y se apretó a él.

¡Por Merlín! ¡Cómo había extrañado aquello! Se había vuelto completamente adicto a sus besos y lo mejor de todo era que no le importaba ni un poco porque creía que era una de las mejores adicciones con las que había podido toparse en su vida.

Con una de sus manos acarició su rostro, su cuello, la curva de sus hombros... Pero Hermione tampoco quedó quiera. Sin dejar de besarlo, aflojó la corbata de su cuello hasta lograr desatarla por completo y dejarla tirada en el suelo. Sus dedos siguieron buscando los botones de su camisa y los desprendieron hasta la mitad de su pecho permitiéndole meter sus manos y tocarlo.

Draco gimió cuando sintió la calidez de esas manos sobre él. Con desesperación besó sus labios y luego comenzó a bajar por su cuello.

-Draco... Draco... espera...

Él se detuvo confuso y molesto a la vez. ¡¿Por qué rayos lo provocaba de esa manera si no iba a terminar lo que comenzaban?! Pero esta vez Hermione lo sorprendió. Le sonrió pícaramente y colocó un hechizo silenciador en el aula y otro sellador en la puerta para que nadie pudiera ingresar.

-¿Has cambiado de opinión?- le preguntó asombrado.

Ella negó con la cabeza sin borrar la sonrisa de su rostro.

-Creí que era el momento de devolverte el favor- le respondió ella.

Draco no comprendió a lo que se refería sino hasta que una de esas manos delicadas se posó en cierta parte de su cuerpo que ya había despertado con esos besos y caricias. Gimió sin poder evitarlo. Hermione sonrió pícaramente al notarlo sintiéndose orgullosa de sí misma por el poder que tenia en él. Le alegraba saber que no era la única que moría de deseo por él. Comenzó a acariciarlo por sobre el pantalón mientras volvía a besarlo con pasión.

Enamorando a HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora