Consiguiendo la pocion

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Harry se sentó delante de ella en el césped del jardín del colegio. Lo vio tomar unas cuantas hojitas del mismo y comenzar a jugar con ella.

-Harry, ¿De qué querías hablar?- le preguntó Hermione sin querer perder más tiempo.

El joven alzó los ojos y la contempló por un eterno instante.

-Hermy, yo... quería disculparme. No debería de haberte gritado ayer de ese modo. Simplemente estaba mal porque Ginny no me contestaba...- hizo una pausa y sonrió- Pero ahora ya no más... ¡Ella es mi novia!

Hermione forzó una sonrisa.

-Sí, lo sé. Felicitaciones.

-Ron lo aceptó bastante bien- comentó Harry- Sólo que como la otra vez me hizo un montón de advertencias sobre andar besando a su hermana en público.

-Compréndelo Harry- le dijo ella-Es su hermano, es obvio que no querrá ver cómo su hermana se besuquea contigo por los pasillos.

Y ella tampoco pero eso no lo dijo.

Harry se ruborizó levemente.

-Lo sé. Siempre tendré en cuenta a Ron. Es mi amigo y no quiero perderlo por estar saliendo con Ginny.

Si saldría con ella Ron no tendría problemas... Pero ella y Harry ya eran un caso perdido. Él estaba enamorado de Ginny y ella... tendría que encontrar de quién enamorarse. Tendría que ser alguien que le hiciera sentir alas de mariposas en el estómago como cuando estaba con Harry... Pero el problema era que no sucedía eso con nadie. Salvo por Malfoy que cada vez que estaba a su lado sentía nervios y sabía besar muy bien... ¿Draco Malfoy? ¿En qué estaba pensando?

Agitó la cabeza para sacarse esas tontas ideas de la cabeza.

-¿Estás bien?- inquirió Harry.

-Sí, un poco de confusión, nada más- le contestó restándole importancia al hecho.

-¿Por qué?

-Porque... eh... tengo un admirador secreto.

Harry se quedó de piedra al escuchar esto, con los ojos bien abiertos. Hermione no estaba en mejor estado que él. Las palabras habían salido por sí solas de su boca, no había querido decirlas y menos así, sin una suave introducción. ¿Dónde había quedado la idea de que no le contaría a nadie sobre eso? Aunque, tal vez Harry podría ayudarla a descubrir quién era el misterioso personaje que le mandaba aquellas cosas. Sabía que podía confiar en él y que jamás le contaría nada a nadie.

-Por favor, no se lo digas a Ron ni a Ginny- suplicó.

-Eh... Ah... Está bien, no les diré...- hizo una pausa- Así que ¿Un admirador?

Hermione asintió mientras se llevaba las manos a la cabeza.

-Es algo tan patético-le dijo- No tengo idea de quién es pero me manda cartas y regalos... ¿Recuerdas la lechuza blanca que me trajo una carta la otra vez durante la comida?- Harry asintió- Bueno, es él...

-¿No fuiste a...?

-Hice de todo- le confesó- Pero no tengo ninguna pista de quién podría ser. Tal vez puede ser todo una broma de mal gusto.

-No lo sé, Hermy. ¿No crees que haya alguien enamorado de ti? Eres hermosa, inteligente y divertida. Cualquiera podría amarte.

Hermione se ruborizó y bajó la vista al suelo. No estaba acostumbrada a recibir esa clase de cumplidos de él... y más aún porque lo que decía no era cierto. La única persona que ella quería que la amara, tenía el corazón latiendo por alguien más.

-Gracias, Harry, pero... No puedo descartar esa idea hasta averiguar qué es lo que sucede. ¿Me ayudas?

-Claro, para eso somos amigos. ¿Qué quieres que haga?

-Te voy a mostrar las cartas que...

-¡Harry!

Ambos giraron el rostro y vieron a Ginny caminando hacia ellos. Hermione no tardó en darse cuenta los dardos de odio que le lanzaba la pelirroja por estar sentada allí con Harry.

-Será mejor que me vaya- le dijo a Harry mientras se paraba.

-¿Qué? Pero, Hermy... ¿Qué pasó entre ustedes dos?- preguntó él confuso.

-Nada, Harry- le respondió ella-Nos vemos después ¿Quieres?

-De acuerdo. Nos vemos.

Caminó por el lado contrario del que venía Ginny. No quería toparse con ella y verse enfrascada en una nueva discusión sin sentido. Seguramente la pelirroja la acusaría de intentar robarse a Harry o cualquier otra tontería que se le estuviera cruzando por la cabeza.

Mientras tanto, dentro del castillo, Draco intentaba controlar a Snape fuera de su despacho.

-Pero, profesor- venía diciéndole siguiendo las grandes zancadas del hombre-es de suma importancia que...

-Pues habla, entonces- lo cortó Snape.

-Es que... no aquí donde todos pueden escucharnos.

Snape se detuvo de repente exasperado.

-Vamos a este aula- le dijo a Draco casi empujándolo.

Entraron al salón y Snape hizo un hechizo para que nadie escuchara lo que ellos hablaban.

-Muy bien, dime... ¿Cuánto tiempo tendremos que estar aquí hasta que tu amiguita robe lo que tenga que quitarme?

Draco se atragantó con su propia saliva y empezó a toser copiosamente. Snape rodó los ojos poniéndolos en blanco.

-¿Cómo... cómo lo supo?- preguntó Draco cuando se recuperó del asombro y del ataque de tos.

-Te dije que los adolescentes son tan predecibles y más si están enamorados. El amor los pone bobos y se descuidan... Pero déjame decirte algo: yo no te defenderé, no intercederé por ti, no me haré responsable de lo que estás por hacer. ¿Entiendes?

-No necesito que hagas esas cosas.

-Lo necesitarás- le aseguró.- Tengo un leve presentimiento de saber cuál es la poción que quieres y te diré que te meterás en un buen problema. No es lo que crees, no funcionará de ese modo... ¿Crear amor falso? Esa es una de las mayores estupideces que puede haber.

-Pero no sucederá así... No quiero que me ame. Además, sólo le daré un poco, el suficiente como para que me preste más atención a mí y se olvide de Potter.

-Eso carece de importancia. La poción Modelus amorte es muy inestable por lo que es poco usada. Afecta a cada persona de manera diferente... No tienes idea de cómo podrá afectar a la señorita Granger.

-Es la mejor opción- insistió terco Draco- Las demás pociones generan obsesión, no amor. En cambio esta hace que la persona se fije en los detalles buenos para caer poco a poco enamorado.

-¡Pero es muy inestable!- recalcó Snape y luego volvió a girar los ojos- Has lo que desees- le dijo finalmente- tu eres el que se meterá en problema si esto no sale bien.

Abrió la puerta y se dispuso a salir.

-Ve a mi despacho para ver si la tonta de Parkinson lo consiguió. No sea que por error tome algún veneno.- y sin más salió de allí.

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Enamorando a HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora