Una muy lenta y deliciosa tortura

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Hola! Acá les traigo el tan esperado capítulo. Como ya sabrán (aunque tengo que hacer la advertencia de todos modos) este capítulo contiene lemon. Intenté no ser demasiado explícita pero a la vez no dejar demasiadas cosas al aire, espero haberlo conseguido. 

 Sin nada más, espero que lo disfruten. 

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Draco la tomó de la mano y la llevó por los oscuros pasillos sin siquiera encender la luz desde la punta de su varita. Daban pasos presurosos pero en completo silencio para no ser descubiertos. Subieron varias escaleras hasta encontrarse en el séptimo piso y, justo donde antes estaba en tapiz de Barnabás el Chiflado y que ahora había sido quitado, Draco murmuró unas palabras y apuntó con su varita el muro. Hermione pudo ver maravillada como una puerta de madera aparecía justo allí.

-Pensé que la sala de Menesteres había sido destruida- dijo ella antes de que Draco abriera la puerta.

Éste se volvió y a pesar de la oscuridad pudo notar que sonreía.

-Así fue- le contestó él tomándola de la mano y tirando de ella para hacerla avanzar- Pero con ayuda de ciertos libros pude hacer una réplica. No está terminada ya que sólo aparece cuando uno dice el hechizo y no contiene lo que cada uno necesita sino que es una simple sala. Pero esta noche será solo nuestra.

Hermione se estremeció al escuchar esto último mientras avanzaba. Al principio todo fue completa oscuridad, espesa y fría, pero cuando dieron otro par de pasos mas cientos de velas se iluminaron a la vez dejándole ver por completo el lugar. Era bastante amplia, con una chimenea encendida, una alfombra en el suelto frente a ésta y sillones cómodos. Pero más allá, en el fondo donde la luz de las velas era más tenue, una cama doble con dosel. La respiración de ella comenzó a agitarse cuando comprendió lo que pronto iba a suceder.

Draco se colocó detrás de ella y lentamente la rodeó por la cintura con sus brazos.

-No tengas miedo- le susurró al oído al sentirla tensa.

-No lo tengo- respondió ella con rapidez, pero era una mentira.

Draco suspiró y apoyó la frente en el hombro de ella.

-Hermione, no tenemos que hacerlo- le dijo sin moverse.

Ella se volvió rápidamente hacia él, quedando de frente mirándolo a los ojos.

-No, deseo hacerlo- le aseguró- De verdad...

Draco volvió a suspirar. Tal vez estaba apresurándola. Sin decir nada se le acercó nuevamente y la volvió a rodear con sus brazos para atraerla hacia él. Aún podía sentir la tensión que la recorría. Con cuidado, como si ella fuera el más delicado cristal, la besó en la comisura de sus labios mientras acariciaba su espalda. Poco a poco ella se fue relajando.

Él la tomó de la mano y la llevo hasta el sillón que se encontraba frente a la chimenea. Se sentó recostándose sobre el apoyabrazos con las piernas arriba y la sentó sobre él a Hermione. Ésta apoyó su cabeza en su pecho y él se puso a jugar con los mechones de su cabello enredando los risos en sus dedos y estirándolos para luego soltarlos y verlos formados nuevamente.

-Te amo- le dijo Hermione suavemente.

Él sonrió.

-Lo sé- le contestó- Es imposible resistírseme.

Hermione le pegó suavemente en el pecho molesta.

-Sí que sabes arruinar el momento- le dijo.

Draco se rió divertido pero luego se puso serio.

Enamorando a HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora