Más ayuda de Pansy

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Draco se sentía en el mismo cielo. Había imaginado aquel momento cientos de veces en su imaginación pero la realidad superaba con creces aquellas imágenes ficticias donde las sensaciones no tenían demasiada valides. Sus labios eran exquisitos, suaves, dulces como los había imaginado pero también cálidos y llenos de una pasión que no había esperado encontrar en ese primer beso que compartían. Y en él, aquella respuesta tan apasionada y el exquisito sabor de su boca estaban haciendo estragos con su cuerpo y lo estaba llevando a los terrenos del verdadero deseo. Terrenos que no deseaba conquistar aún. Pero cada vez que él intentaba controlarse y cortar el beso se sorprendía al descubrir que ella volvía a presionar sus labios, lamiéndolos, mordisqueándolos con verdaderas ansias.

Cortó el beso bruscamente dando unos pasos hacia atrás y deseando haber podido hacerlo más cuidadosamente. Ambos tenían la respiración agitada y él podía ver los labios de Hermione unos cuantos tonos más oscuros, casi rojos. Le gustó aquello pero lo que no le gustó fue ver aquella angustia en los ojos castaños de ella.

Hermione abrió la boca pero de ésta no salió nada. Alzó una mano e inconscientemente se tocó los labios. Draco contempló aquella mano y más allá, hasta que su mente lo reprendió por la necesidad de oxígeno y tuvo que apartar la vista.

-Yo...- comenzó a decir Hermione ruborizada- yo... ¿Crees que Pansy se lo creyó?

¿Esa era la excusa que tenía para ocultar la verdad de aquel beso? Sí ella lo prefería, dejaría las cosas así por el momento. Pero él no se iba a engañar con tales patrañas. Ella lo había besado y había sido un beso demasiado poderoso como para ser falso.

-Seguro que sí- le respondió adoptando un aire de superioridad- Después de todo, soy un excelente actor y todos mis besos son...

-¡NO!- gimió de repente ella interrumpiéndolo y llevándose las manos a la cabeza.

-¿Qué pasa?

-¡No! ¡No! ¡Pansy irá con el chisme por ahí! ¿Te das cuenta?- preguntó mirándolo con los ojos verdaderamente abiertos- ¡Dentro de poco toda la escuela sabrá que nos besamos!

-No te preocupes- intentó tranquilizarla y de adoptar un aire indiferente recostándose pesadamente por uno de los muros-¿Crees que querrá ir diciendo por ahí que prefiero a alguien más que no sea a ella?

Hermione lo pensó durante unos segundos.

-No lo hará- insistió Draco- No le gusta pensar que haya alguien más importante que ella...

Hermione se recostó a su lado en la pared y cerró los ojos durante unos momentos mientras lanzaba un suspiro. Draco se quedó observándola fijamente. ¿Era posible que cada día se viera más hermosa? Así parecía ser...

-No volveremos a hablar de esto- dijo Hermione de repente abriendo los ojos y descubriéndolo observándola- Este beso jamás ocurrió.

Draco apretó su mandíbula y apartó la mirada, molesto y dolido.

-Por mí está bien- dijo fríamente.

Se apartó de la pared y comenzó a caminar por el pasillo dejándola allí sola.

Cuando llegó la hora de la clase de Pociones el malestar de Draco ya había desaparecido. Él no era de esos que pasaban horas auto-compadeciéndose por su mala suerte y demás estupideces. Él era un Malfoy. Si Hermione no quería hablar sobre aquel beso, él le daría otro, otro y otro y otro hasta que se diera cuenta de que sus besos eran irresistibles y lo prefiriera por sobre Potter. Ya había ganado bastante terreno por ese día así que ya vería al día siguiente que haría.

Sonriente, como si nada malo ni fuera de lo normal hubiera ocurrido, entró al aula y se sentó junto a Hermione. Ella ya e encontraba allí, leyendo un libro.

Enamorando a HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora