Capitulo 18.- "Lo que trajo la Tormenta"

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Pov...

—Vamos linda, ya terminamos de recolectar aquí.

Llamé a mi compañera, quien veía atentamente el horizonte.

—Oye... ¿Que pasa?

No volteó a verme, seguía viendo detenidamente en la misma dirección donde sólo habían pequeños montículos, rocas sobresalientes del mar y algunas pequeñas islas; pero al parecer ella sabía que algo estaba pasando allá...

La miré de reojo otra vez y ella dio un paso al frente, como si quisiera ver aquello más de cerca. Tomé mi catalejo y miré hacia el mismo punto, al principio nada era anormal, pero entonces pudimos ver que las aves y gaviotas salían huyendo de esos lugares.

—¿Que rayos está sucediendo allá?

Presenciamos el instante en el que aquella islilla se hundía cual roca en el mar, como si nada la sostuviera por debajo. Y después ocurrió lo mismo con la siguiente.

Algo no andaba nada bien.

De pronto, sentímos como la isla donde estábamos comenzaba a vibrar. Las aves y los dragones que se encontraban ahí salieron huyendo tal y como había pasado en las islas anteriores.

Me apoyé en mi compañera, el suelo se resquebrajaba y el movimiento cada vez se hacia más fuerte...

—¡Vamos nena! ¡Tenemos que salir de aquí!

Me monté en ella y logramos despegar antes de que el mismísimo suelo en el que estábamos paradas segundos antes se desmoronara bajo nosotros. Toda la pequeña isla se derrumbó, y los fragmentos de roca quedaron sepultados en el agua.

Me desconcertaba el hecho de no saber lo que ocurría, hasta que pude distinguir al causante en medio de toda la destrucción...

—Susurros mortales... ¿Que están haciendo aquí?

Seguimos observándolos, mientras sobrevolábamos parecían ser bastantes—. Van hacia el norte...

Volví a tomar mi catalejo y miré en dirección a su camino.

—Esas bestias se dirigen a Berk... Vamos linda, tenemos que alertar al pueblo. —Indiqué acariciendole el cuello.

Debíamos ser rápidas, si esas cosas llegan a Berk destruirán todo, tenemos llegar antes que ellas y decirles a los chicos.

Esa isla con tantos recuerdos, tantas personas bondadosas, tantos amigos...

Tengo que alertar a Estoico sobre esto, tengo que decirle a Hipo y a los jinetes...

~·~·~·~·~·~·~·~·~

Pov. Astrid

Estábamos esperando a que la nieve de la tormenta se derritiera con el mediodía.

Yo seguía en casa con Valka, Hipo había salido con Chimuelo a hacer el recuento de los daños en el pueblo, que por suerte no habían sido muchos.

—¿Como te sientes querida? —preguntó mi suegra amablemente.

—¿Yo? Ahh... Bien, supongo —reí—, ademas de los mareos y mi garganta... me siento muy bien. —No quería preocupar a nadie, aunque todos sabían de mi condición. Aún estaba un poco ronca por lo de anoche.

—Me alegra oír eso... —Rió ella levemente.

Nos sobresaltamos al escuchar cómo entraban de golpe por la puerta. Era Gustav...

—¡¿Alguien sabe donde está el jefe Haddock?! —Preguntó alarmado.

—¡Gustav! Esa no es manera de entrar a una casa ajena —Lo regañó Valka.

El Secreto Del Brillo NocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora