Capitulo 19.- "El precio de la Paz"

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(La letra que se presente de este modo: "Es conversación entre dragones")

Narrador Omnisciente:

—¡Allá viene! ¡Prepárense! —Ordenó Hipo liderando al pueblo.

Los jinetes y guerreros se pusieron en guardia junto con sus dragones para proteger la isla. Prepararon escudos brillantes por si el Grito mortal hacía aparición.

—¿Estás listo amigo? —Preguntó Hipo a Chimuelo, quien respondió con una sacudida de cabeza.

—¡Nosotros te cubrimos Hipo! —avisó Patapez llegando a su lado en compañía de Patán y los gemelos.

—Gracias chicos —respondió el jefe con media sonrisa.

Los Susurros mortales se acercaban rápidamente, cuando de pronto se sumergieron en la tierra de la isla que se encontraba justo enfrente de Berk.

—Pero qué...

El suelo de Berk comenzó a vibrar, los furiosos Susurros mortales salieron desde el centro de la isla, dejando un enorme hueco por el que después se abrió paso el Grito mortal.

La bestia blanca anunció su llegada con un potente rugido.

Venía sólo a una cosa... obtener venganza. La manada sabía que el dragón intruso que había lastimado a una cría se encontraba en ese lugar, al igual que el retador de la madre Susurro.

Chimuelo e Hipo se acercaron a su líder, quien no reaccionó nada amable a su cercanía...

—"¿Que es lo que buscan?" —gruñó el Furia Nocturna.

El Grito mortal no respondió, sabía que Chimuelo era el que había luchado con la susurro mortal de su manada, pero ahora él no era el mas importante.

Nuevamente, un enorme rugido de su parte hizo que Chimuelo se echara hacia atrás. El Grito mortal estuvo apunto de atacarlos, cuando una bola de fuego cayó en la parte trasera de su cabeza.

Brincanubes se dejo ver desde detrás del enorme dragón de ojos rojos, quien se volvió hacia él para mirarlo con rabia.

El gigantesco dragón de color blanco dió otro prolongado rugido de ataque...

Pronto comenzó una batalla, los dragones de Berk comenzaban a defender las casas y a sus jinetes, mientras que los Susurros mortales destruían lo que podían.

Inesperadamente uno de los Susurros mortales tomó dirección a la casa del jefe...

—Chimuelo, ¡Rápido! —reaccionó Hipo, indicándole que fueran hacia el dragón, quien no tardó en hacer un gran agujero en el techo de la casa.

—¡¡Tormenta, Lanza espinas!! —indicó Astrid desde el interior.

La Nadder hizo caso inmediatamente. Las espinas hicieron que el susurro se molestara e intentó atacarla, pero recibió un disparo de plasma de parte de Chimuelo.

Hipo bajó corriendo hasta su casa para asegurarse de que Astrid y Valka estuvieran bien. Mientras tanto, el inquieto Furia Nocturna se dio cuenta de que un par de Susurros estaban aprisionando a un pequeño Gronckle; no esperó a Hipo y corrió para defender al dragoncillo...

—¡Chimuelo! —Lo llamó el castaño, pero el Furia Nocturna ya se encontraba combatiendo a uno de los Susurros.

Tormenta se ofreció a ser montada por Hipo para ir a auxiliar a Chimuelo y éste hizo caso.

Al llegar al lugar, Tormenta ahuyentó al susurro, ayudando así a su compañero. Hipo bajó rápidamente de Tormenta y se acercó a él.

—Chimuelo, ¿Estás bien amigo? —Chimuelo asintió con la cabeza en respuesta.

El Secreto Del Brillo NocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora