Capítulo 6 | No de ese modo

6.2K 630 49
                                    

—¡Mira quién se acuerda de nosotras, Eli! —bromeó Adria al ver a Ally acercándose a ellas.

La muchacha puso los ojos en blanco al escuchar a su amiga.

—No seas boba, Adria —dijo mientras se sentaba junto a ella en el pasto—. Nos vimos ayer.

Adria asintió.

—Sí, en clases. Y luego saliste casi volando para verte con Anthuan, si mal no recuerdo. Eres una muy mala amiga, Allyson.

La chica rió, pero lo cierto fue que aquellas palabras la tocaron un poco. Ally siempre había sido muy apegada a sus amigas, ellas actuaban casi de escudo, pero en las últimas semanas solía pasar mucho más tiempo con Anthuan que con Eli y Adria.

—Lo siento mucho, chicas —se disculpó Allyson—. Pero es un trato que tengo con Anthuan. Clases de gramática como canje de las de cálculo. Algo así como que nos complementamos.

—Con el bono de admirar un rostro bonito durante horas, ¿no? —sugirió Adria.

—Y es una gran, gran, gran sacrificio, ¿no, Ally? —Preguntó Eli—, eso de estar todo el día con ese muchacho al que tanto le gustas...

—Él no gustas de mí —discrepó, pero sus amigas no pasaron por alto la sonrisa que se le dibujó en el rostro.

A decir verdad, a esas alturas Ally ya había notado los sentimientos del chico. Que sus palabras expresaran poco, no quería decir que ella no se fijara en el comportamiento que él guardaba cuando estaban juntos. Y para ser absolutamente franca consigo misma, amaba la idea de un chico tímido atreviéndose a hacer cosas nuevas sólo para tratarla.

—Sigue diciéndote eso, niña. Quizá algún día te lo creas.

—Como sea...

Ally dejó de escuchar a sus amigas, quienes no parecían encontrar ningún otro tema de conversación desde que ella había comenzado a pasar tiempo con Anthuan. A veces incluso se quejaban, y ella, muy alegremente, les recordaba de quienes había sido la idea.

Su mirada vagó entre los estudiantes que se movilizaban de una clase a otra, intentando hallar cierto cabello castaño merodeando por ahí, sin embargo, su búsqueda no tuvo resultados, e imaginó que el chico debía encontrarse en algún salón, llenando su cabeza de más y más números.

—Ally —llamó Eli—, Adria y yo estábamos pensando en ir el viernes por la tarde a una cafetería y...

—Chicas, saben que los viernes no puedo salir. Es más, tengo que hacer todo lo contrario a eso —les recordó—, pero vayan sin mí.

Las dos amigas torcieron el gesto, y Adria se acercó un poco más antes de preguntar:

—¿Lo ha seguido haciendo?

La castaña bajó la cabeza y negó.

—No —dijo— desde hace dos semanas no lo ha hecho. Pero hay algo que empieza a asustarme.

—¿Qué es? —preguntaron las chicas al unísono, ligeramente palidecidas.

Ally tomó una respiración antes de hablar. No se lo había planteado de ese modo, pero decirlo lo volvía más real, más peligroso.

—¿Recuerdan a Víctor? Uno de los tipos con los que juega Fernando, el que me mira extraño.

Sus amigas asintieron.

—Desde hace un par de semanas, su mirada es diferente. No es sólo como si quisiera... hacerme algo. Es como si supiera que puede hacerlo.

Sólo por ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora