Capítulo 28 | Razones para amarte

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Habían pasado cerca de dos meses desde que Anthuan se había ido de Bogotá, y luego de lo que pareció una eternidad, estaban nuevamente juntos. El muchacho había regresado a presentarse en tres de las universidades que tenía entre sus planes. En dos de los casos sólo necesitó hacer una entrevista, gracias a sus notas escolares.

—Todo el día de ayer me la pasé creyendo que me podría a sudar como futbolista —admitió él—, pero no fue así. No puedo negar que no me dieron nervios, porque ¿a quién no? Es algo que quiero, pero fue mucho más sencillo de lo que creí. Me sentí seguro de lo que decía, y creo... creo que lo transmití.

Allyson sonrió orgullosa. A veces como que quería gritarle al mundo que él la amaba, que ese ser maravilloso estaba con ella, que la había elegido a ella, y a nadie más.

—Estoy segura de que es así, y que conseguirás entrar a la universidad que desees. ¿Sabes qué? Te van a rogar que los elijas.

El castaño sonrió de oreja a oreja, y la miró con ternura.

—Tienes mucha fe en mí.

—Toda la que mereces —dijo con un encogimiento de hombros, como si fuera lo más normal, lo lógico, y es que de cierto modo así era. A veces ella notaba restos de ese chico sumamente inseguro que alguna vez fue él, y sabía que en el futuro vendrían pequeñas batallas de ese tipo, pero tenía claro que las vencerían juntos.

La idea de un futuro a su lado la hizo sonreír. ¿Quién decía que no era posible?

Él la tomó de la mano, y con gesto de descuido, comenzó a acariciar la yema de sus dedos.

—Elisa vendrá en diciembre a verme —comentó ella con actitud ausente—. La familia de su novio vendrá un par de días y la invitaron, así que nos la arreglaremos para vernos —resultó que las cosas entre el chico y su amiga poco a poco resultaron mucho mejor de lo que ella misma había augurado, y según la versión de Adria, eran insoportablemente tiernos. Aunque estaba feliz por Eli, no pudo evitar sentir un deje de malestar por no haber estado en el proceso. Era algo que habría deseado compartir, como su relación con Anthuan: aunque hablaban seguido sobre eso, constantemente se encontraba deseando tenerlas a su lado, comer helado o lo que fuera mientras hablaban de sus novios. Era una adolescente, sería lo normal por hacer—. Lo que no sé es cuándo podré volver a ver a Adria.

—Estoy seguro de que conseguirán la manera.

—Estaba pensando en pedirle a mi papá que le regalara los boletos para invitarla. No creo que se niegue.

—Yo tampoco.

Y era cierto. Día a día, Adam luchaba por consentir a su hija tanto como fuera posible, y aunque de cierto modo Allyson creía que había algo de remordimiento en sus acciones, lo agradecía. Agradecía sentirse amada, y agradecía que alguien se esforzara por verla tan feliz como fuera posible. Pasó años sin su padre, pero ya no había modo de que imaginara una vida sin él: rápidamente se había convertido en su más firme soporte.

—¿Puedo confesar algo? —inquirió.

—Claro.

Antes de hablar, Ally suspiró.

—Dolió el proceso, pero amo los resultados.

—¿A qué te refieres?

—Lo que Fernando hizo... lo que decidió hacerme, eso en lo que convirtió mi vida, dolió, y mucho, pero gran parte de ello me llevó hasta donde estoy, me llevó a ti, me llevó a Eli y a Adria —dijo, y explicó:—. Con el tiempo, me he dado cuenta de que el objetivo de mi mamá era alejarme de mi papá, y punto. Fernando simplemente fue el puente, pero si no hubiera sido él, seguramente ella habría encontrado a alguien más, ¿no crees?

Sólo por ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora