¿Qué demonios era lo que está sucediendo?, era la pregunta que se repetía una y otra vez en la cabeza de Allyson. Toda aquella situación le parecía no sólo terrorífica, sino de otro mundo, o de otra persona, como si realmente no estuviera sucediendo: le daba la impresión de que era una espectadora y nada más.
Probablemente ya no tenía uñas. Sin darse cuenta las había mordido una a una, y probablemente en ese momento ya ni siquiera tuviera cutículas, sino pequeños pellejitos hechos sangre. Sus ojos, por otra parte, no hacían más que derramar lágrimas, mismas que ella apartaba de su rostro una y otra vez.
No sabía qué hacia ahí, el ruido que hacían los aviones interrumpía sus pensamientos una y otra vez, y aunque al principio eso sólo aumentaba sus nervios y su estrés, ya lo estaba dejando pasar.
—¿Ally? —preguntó Anthuan, acercándose a ella.
La muchacha levantó su mirada hacia su novio, quien en esos momentos estaba más despierto de lo que lo había visto alguna vez: sus ojos estaban brillantes, y caminaba de un lado a otro mientras miraba una y otra vez su teléfono. Allyson imaginó que había llamado a sus padres, que les había explicado todo lo sucedido. Probablemente los padres de Anthuan estaban muertos del miedo: su hijo jamás se había separado de ellos, jamás se había arriesgado o atrevido a hacer algo que siquiera alterara el ritmo de su corazón. Y ahora ahí estaba ella, poniéndolo en riesgo.
¿En qué demonios había estado pensando?
Incluso le había parecido curioso que los padres de Anthuan no montaran en cólera —o bueno, que después de la cólera se calmaran—, pero luego había entendido que, contrario otros, la mayor preocupación de ellos era que su hijo era excesivamente temeroso.
¡Habían sido unos irresponsables! Ahora lo sabía: sabía que habían cometido el mayor error de sus vidas. ¿Una fuga con una chica, sin saber realmente quién era, en medio de clases? ¿Cómo en el mundo unos padres aceptaban algo así?
Y sin embargo, una parte de ella, una pequeña parte, no se arrepentía. De no haber escapado, aquella violación sólo se habría aplazado. O tal vez no. Tal vez su destino habría sido incluso peor. Anthuan sólo había querido lo mejor, y ella lo había aceptado de muy buen grado, sin pensar en el maldito futuro próximo y sin pensar en nada más.
En su interior, sabía muy bien que incluso llegó a creer que su escape sólo duraría unos días: que su madre denunciaría su desaparición y empezarían a buscarlas. Pero no lo había hecho, y ella sabía muy bien el motivo de eso. Y el motivo tenía nombre propio, un nombre que ella odiaba con todas sus fuerzas.
Nuevas lágrimas brotaron de los ojos de Allyson, quien se llevó las manos al rostro e intento serenarse.
No funcionó.
—¿Qué? —preguntó finalmente. Su tono sonó mucho más frío de lo que le habría gustado, pero ese era un verdadero momento de terror. Los ojos de Anthuan se apagaron un poco, y sus comisuras bajaron más. —. Lo siento, Anthuan. Lo siento mucho.
El muchacho respiró hondo, y se agachó frente a Ally, y la miró a los ojos.
—No me arrepiento de nada de esto, Ally. No me arrepiento de nada de lo que hemos vivido, sin importar lo que pienses.
Ella lo miró de hito en hito, claramente sorprendida de que él conociera sus pensamientos, que supiera lo que había pasado por su mente.
—Te puse en una situación terrible, Anthuan —él hizo un intento por hablar, pero ella puso cuatro de sus dedos sobre los labios del muchacho—. Sé que no te arrepientes, y yo tampoco lo hago. Sé que ya lo hemos hablado, ¡pero míranos! Estamos huyendo como si acabáramos de cometer un homicidio, cuando lo único que hemos hecho es intentar ponerme a salvo —cerró los ojos. No quería ver en los ojos de Anthuan la decepción ante las siguientes palabras—. Ni siquiera lo pensamos bien, Anthuan. Nos dejamos arrastrar por el terror. Tengo diecisiete y tu dieciocho, ¿qué creíamos? ¿Realmente pensamos que íbamos a llegar un día a nuestras casas y toda la marea habría pasado? No pensamos absolutamente nada. Sólo... sólo le dimos más tiempo a Fernando para trazar su venganza —tembló ante las palabras—, porque lo hará, Anthuan. Esto no va a quedarse así, y ahora te he arrastrado a esto.
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Sólo por ti ©
Teen FictionAlly es una chica que se ha refugiado en el mundo de las letras para olvidar la realidad bajo su techo. Anthuan, por su parte, es un tímido adolescente que amaría tener el valor suficiente para plantarse frente a la chica que quiere y hacerle not...