Reiníciame [BTS Yaoi]

Capítulo 22: Celos (2/3)

[Jin]

- ¡Que me sueltes! ¡Que tengo dos años más que tú! ¡RESPETA A TUS MAYORES! ¡BÁJAME DE UNA MALDITA VEZ!

Pataleaba y me revolvía con todo mi empeño, cosa que únicamente consiguió hacer que el rubio me sujetase las piernas con más fuerza, impidiendo así moverlas. Parecía un maldito saco de patatas, en serio, todo el mundo nos miraba al vernos pasar y se reían.

- ¡No soy un saco que puedas cargar a tú gusto, idiota! - Ya ni siquiera podía patalear, por lo que cedí mi forcejeo. Namjoon no me había respondido ni una sola vez, hacía caso omiso de mis gritos y pataleos, tan solo recorría la casa abriéndose paso entre la multitud. Solté un bufido y miré a las personas que nos observaban.- ¿¡Y VOSOTROS QUÉ MIRÁIS!? ¡¿NUNCA HABÉIS VISTO A UNA PERSONA SECUESTRANDO A OTRA O QUÉ?! - De repente, entre la multitud divisé a Yukwon, al cual saludé efusivamente agitando la mano. Estaba tumbado del revés en el sofá, con los pies en el respaldo y la cabeza a centímetros del suelo.- ¡Anda, hola Yukwon! ¡Mira, encontré a Namjoon! - Él me devolvió el saludo desde la distancia y elevó el dedo pulgar felicitándome por mi hazaña. Reí...pero volví a fruncir el ceño al percatarme de que seguía sin poder andar por mí mismo. ¡Cierto, yo estaba enfadado!- ¡RUBIO DE BOTE HAZ EL FAVOR DE BAJARME AL SUELO YA!

Entre quejas y más quejas, todas ignoradas, terminamos saliendo de la casa. No anduvimos... bueno rectifico, Namjoon no anduvo ni medio minuto antes de llegar al coche.

- ¿Qué haces? Yo no quiero irme. Me voy a quedar con Zico y vamos a tener sexo.- Él siguió sin responderme. Creo que soltó una especie de bufido y adentró bruscamente las manos en mi bolsillo trasero del pantalón. Sacó unas llaves y comenzó a abrir la puerta de los asientos traseros del coche. -¿Y sabes qué? ¡Mañana faltaré a clase! ¡EXACTO! ¡Porque estoy harto! ¡Si tú no eres homosexual yo no iré a clase! - Una vez abierta, cambió el agarre y me soltó sobre los asientos traseros. - ¡EY, TRÁTAME CON MÁS CUIDADO, QUE SOY UNA PRINCESA! - Ni me miró antes de cerrar la puerta con fuerza y meterse en el asiento del conductor.

- Jin, ponte el cinturón y cállate. - Ordenó segundos antes de arrancar. Fue tan imponente que mi cuerpo actuó de inmediato y se sentó correctamente. La parte del cinturón me costó un pelín más, pero al cabo de varios intentos conseguí que hiciera "click" y encajase. Click. Reí. Era divertido el sonido que hacía. Volví a quitarlo y meterlo de nuevo. Click. Click. Click.

- Para de hacer eso.

- Amargado...- Refunfuñé en voz baja mientras encajaba el cinturón por última vez provocando que una pequeña sonrisa apareciese en mi rostro. Miré por la ventana con curiosidad. Estábamos alejándonos del vecindario, dentro de poco nos encontraríamos en medio de una carretera infinita rodeada de campo. Es lo que tenía que la casa estuviese a las afueras. Ahora que lo pensaba Namjoon no me había mentido con eso de que era un vecindario seguro... estaba tan alejado de todo que lo peor que podía pasarte era que te atracase un mapache.- ¿A dónde vamos?

- A la residencia

Le miré horrorizado. ¿Ya nos íbamos? ¿De verdad?

- Noooooo. Yo quiero quedarme un poco más, aún es muy pronto.

- Son las cuatro y mañana hay clase.

- ¡Que más dan las clases! Ya te he dicho que voy a faltar.

- Estás borracho, Jin.

- ¡Y tú también! - Respondí sin pensar. Luego recordé la escena que había presenciado y me puse de morros, devolviendo la vista a la ventana.- Ah cierto, tú no. Estabas ocupado tirándote a la zorra esa.

- No es ninguna zorra...

- Ni siquiera era guapa. Solo mona. Yo soy infinitamente más guapo.

Miré a Namjoon de reojo. Seguía con la vista fija en la carretera, igual de inexpresiva que siempre. Se estaba mordiendo el interior de la mejilla y apretaba con tanta fuerza el volante que parecía dispuesto a partirlo. Tenía la camiseta del revés, el pelo revuelto y un sinfín de leves marcas rojizas alrededor del cuello. "Será perra..." Me quité bruscamente el cinturón y coloqué en el asiento atrás suyo, sentado sobre mis rodillas. Apoyé la barbilla sobre su respaldo a pocos centímetros de su cuello.