WE CAN BE DIVINE [2]

8. EL PEQUEÑO PRINCIPE QUE TEME

[Ways to say goodbye de Kyuhyun le va bien a este capítulo]

//KEITH//

Quédate donde estás. Francis me ordenó.

No podía. No podía hacerlo. No podía sólo dejar que él se la llevara. Que él le hiciera daño. Que se rompiera de nuevo. No.

Siempre la misma misión. Siempre la misma falla. Siempre el mismo error. Nunca podíamos protegerla de Aedion. La Luz siempre era robada frente a nuestros ojos.

Francis no me lo había revelado. Se negaba a recordar a mi lado, así que en secreto lo había hecho. Los diarios de Understanding me habían sido enviados de Viena días atrás y los había devorado sin remedio. Era mi historia, nuestra historia la que se encontraba escrita en ellos. Una que de manera irremediable se repetía en forma de un ciclo sin fin.

Y ahora, el ciclo estaba a punto de iniciar de nuevo. Con Aedion en la habitación los engranes se habían puesto a funcionar de nuevo. Casi podía escuchar como uno a uno de ellos chillaba al ser movidos después de tanto tiempo de haber permanecidos inertes.

Qué tétrico era el sonido del destino poniéndose en marcha.

-Aedion...-La voz de RiAhn me regresó al presente.

La luna de Fear of the Lord le sostuvo la mirada al líder de los Soldados Oscuros. Un extraño escalofrío me recorrió la columna al percatarme de la familiaridad con la que se trataban. ¿Ellos se habían encontrado antes? En esta vida ellos... ¿habían unido ya su destino?

Miré con urgencia a Francis en busca de una negativa. Si eso había ocurrido en esta vida eso significaría que ya era demasiado tarde.

Francis desvió la mirada y se fijó en Aedion. Esa fue suficiente respuesta. Sí. Ellos dos...

- ¿Por qué estás aquí?-RiAhn lo cuestionó.

-Vine por ti.

No. No. No. Esto estaba mal.
Sin siquiera pensarlo cambié de lugar y me enfrente a Aedion.

Sus grisáceos ojos me contemplaron con fastidio antes de actuar.

La niebla rodeó mi cuerpo. Y morí. Morí de nuevo.

La escena que había leído días atrás cobró realismo frente a mis ojos.

Una imagen mía con las manos manchadas de sangre. El cuerpo sin vida de mi hermano. Los cuerpos de mis amigos inertes regados por la habitación. RiAhn sosteniendo su espada protegiendo los alientos finales de Siwon. Y a él, Aedion, enfrentando sin rechistar a la Luz de la humanidad. ¿Por qué estoy vivo? RiAhn me mira desde el otro lado de la habitación y sus ojos me dan la respuesta.

Gritos de dolor se escucharon. Casi podía asegurar que eran ajenos pero la expresión de los presentes me reveló que eran míos.

-¡Basta!-RiAhn gritó.

La niebla de Aedion había traído esos recuerdos de vuelta. Los había liberado del rincón profundo de mi mente en el que permanecían olvidados. La niebla cubrió mi cuerpo por completo y oprimió con fuerza imitando a una enorme serpiente que devora a su presa.