11. UN CIELO ESPERANZADOR

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//SIWON//

Sky me miraba aliviada al tiempo que se acercaba a mí. Había transcurrido demasiado tiempo desde nuestro último encuentro. Básicamente un año había pasado. Desde que Riahn había llegado a mi vida yo ya no solía necesitar los servicios de Sky.

Ella era la hija del jefe de sanadores de la Orden, y por consiguiente una sanadora de Luz.

-¿Qué haces aquí?-pregunté extrañado.

La pelinegra esquivó mi mirada y pronunció firmemente y a modo de respuesta:

-Salgamos de aquí rápido.

Recorrimos el resto del camino subterráneo hasta salir a la superficie dos calles después.

Sky parecía conocer demasiado bien la ruta y de algún modo ese hecho me provocó cierto grado de preocupación.

Aunque Sky era menor a mí, ella tenía 17, era demasiado madura y prudente para su edad. Tenía la misma serenidad que cualquier sanador, y también poseía la cualidad de no hablar de más. Atesoraba sus palabras como si se tratase de un precioso recurso que se negaba a despilfarrar. A simple vista podía incluso llegar a parecer fría y retraída pero para mí, que la conocía desde que comenzó a entrenarse con su padre en el don de sanar con la Luz, ella era simplemente una persona reflexiva. No parecía esconder nada ni ser el tipo de persona que se corrompe con facilidad. No, Sky no era de esa forma. Eso tornaba más extraño el hecho de que me la hubiera encontrado en las mazmorras de la Orden de la Oscuridad.

Mis pensamientos, vivos y levemente estimulados, me llevaron por cientos de caminos, cada uno de ellos se me presentaba como una posibilidad de que la pequeña pelinegra que caminaba a mi lado se había inmiscuido en algún lío demasiado grande.

¿Estaría en ese sitio por mandato de la Orden?

¿Se encontraba por razones personales?

¿Qué podría ser lo suficientemente grande para tener a un sanador de Luz en la Orden de la Oscuridad... tal vez ella...?

-Sé lo que piensas-interrumpió mis pensamientos, claramente Sky no poseía algún don telepático sólo usaba simple deducción-. No tienes que preocuparte por eso, Siwon.

-¿Todo está en orden?-traté de que mi tono no reflejara la latente preocupación.

-No tienes que preocuparte-repitió.

Sky sonrió y se adelantó a mis pasos. Un auto de la Orden nos esperaba calles adelante. Si existían más miembros de la Orden involucrados ella no podía estar en algo malo. No. Debía dejar de ver cosas donde no las hay. La situación me hacía tender a la paranoia.

Dentro del auto, me recosté de lado y apoyé la cabeza en el cristal de la ventana. La tarde estaba cayendo ya sobre la ciudad de Seúl. Decenas de personas recorrían las calles de regreso a casa, justo después de su trabajo, la escuela o cualquier salida por diversión.

Contemplé a todos con un sentimiento aprensivo. Si yo detenía a cualquier persona en la calle y le contaba la historia de la Luz y la Oscuridad, ¿me creerían? ¿A cuántas personas tendría que preguntar antes de que una me creyera por completo? Probablemente nadie me creería. Probablemente sería lo mismo en cualquier ciudad del mundo. ¿Alguno de mis compañeros Soldados de Luz había tenido antes ese tipo de pensamientos? Nadie en realidad sabía de nuestra existencia. Tampoco había persona alguna consciente del peligro. Cada uno de ellos tan solo vivían sus vidas con normalidad, con calma, con incluso dosis de felicidad. Un sentimiento que nosotros sacrificábamos para mantener a todos a salvo. ¿En qué lugar nos dejaba eso a todos los involucrados? Un lugar triste debía de ser.

WE CAN BE DIVINE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora