9. PARTE III TORRE DE MENTIRAS

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PARTE III

Los caminos de Inha y Hikari se habían cruzado a lo largo de cientos de vidas. Desde el principio de los tiempos, y muy probablemente hasta el final de ellos, se habían encontrado sin falta. Estaban destinados. Era una verdad axiológica. Algo tan cierto como el hecho de que algún día los polos se derretirían, tan cierto como que la primavera ponía fin al invierno, tan cierto e inevitable como que algún día la Oscuridad ganaría y la Luz del mundo se apagaría para siempre.

Cualquier clase de sentimientos eran inútiles. Estaban condenados. No había esperanza para ellos, nunca la habría. Inha lo sabía, lo sabía mejor que nadie. Entonces, ¿qué rayos era lo que estaba a punto de hacer?


Si todos estaban condenados... ¿por qué él...?


//INHA//


Hikari es atendida por sanadores frente a mis ojos. Cerca de tres personas la rodean y se encuentran curando sus heridas. Uno de ellos se ocupa de los cortes y moretones que tiene en el rostro, sus heridas se enrojecen con los toques pero ella no protesta, se mantiene callada y distante.

El jefe de los sanadores, quien se ha mantenido al margen desde que vio a Hikari se acerca a mí. Sus expresiones me lo dicen todo. Claramente Hikari tuvo un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con alguien.

-Son heridas de una pelea-me susurra-, pero eso ya lo sabes. Evidentemente ella no pudo defenderse.

Asiento sin siquiera mirarlo. Mis ojos siguen los movimientos de los sanadores que aún trabajan en mi luna.

-Ella estará bien en días pero, hay algo que me preocupa.

El jefe de los sanadores obtiene toda mi atención con esas palabras.

-¿Qué sucede?

-El cuerpo de Hikari está en malas condiciones.

-Dijiste que sus heridas no son graves-lo acuso.

-Y no lo son, no es de eso de lo que estoy hablando, Inha. Cálmate. A lo que me refiero es que el cuerpo de Hikari ha estado por años alejado del Zeitgeist, se ha desgastado demasiado. Los Soldados de Luz funcionan de manera similar a una persona promedio, pero no realizan las tareas de una persona promedio. Sus cuerpos sufren un desgaste diferente pero-

-Pero eso no importa porque tenemos el Zeitgeist-continúo entendiendo su punto-. Hikari no tiene Zeitgeist en ella entonces ella...

-Entonces ella ha estado realizando las tareas de un Soldado de Luz siendo una chica promedio y eso la ha dañado demasiado. Hikari está en malas condiciones y me preocupa. El tiempo en el que ella necesitará usar sus habilidades está cada día más cerca y sin embargo me temo que en estas condiciones ella no podrá lidiar con ello. Tú sabes mejor que nadie que Hikari es el único Soldado de Luz que ha tenido problemas utilizando la energía de la Luz, y justo ahora está condición se añade a su lista de limitantes. Yo creo que...

-Lo entiendo-interrumpo de nuevo-. Lo entiendo. Me haré cargo de ello.

Él carraspea y sale de la habitación seguido de los tres sanadores. Han terminado de curar a Hikari.

Ahora sólo somos ella y yo en la habitación. Ella, yo y todo el daño que le he provocado a lo largo de los años. El peso de mis acciones cae sobre mí. Todo esto es la suma de las pequeñas decisiones que he tomado a lo largo de mi vida. Cada una de esas decisiones se reduce al ahora. A la chica con un corte en el labio inferior que me mira expectante.

Hikari se baja de un brinco de la camilla y camina hacia la puerta. Obstaculizo su camino con unos pasos. No puede irse aún. Ella deja salir un gruñido de exasperación e intenta quitarme de en medio. Lo intenta sin cesar y nos hundimos en una ridícula batalla sin sentido. Yo no la voy a dejar irse así como así y ella no va a dejar de intentar salir de la habitación. Los dos somos igual de persistentes. Los dos somos unos idiotas, pero yo soy el peor de los dos.

WE CAN BE DIVINE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora