Atrapada (editada)

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Había esperado a que llegase la tarde con muchas ganas, estaba todo preparado. Tenía las palomitas y los refrescos, faltaban unos cinco mínutos para que empezará la película. Pero faltaba una cosa en la que no había pensado, el mando. No tenía pilas y los botones de la televisión no funcionaban por el gracisoso de mi hermano. Por mi mente pasó el buen recuerdo de mi padre con un mando a distancia nuevo, intentó esconderlo pero no lo consigió. Subí al desván, estaba prohibido, ya que era la sala de inventos; por una vez no pasaba nada. La habitación era irreal, de cuento, pero en ese desastre encontré el mando a distancia y bajé las escaleras. Ya acomodada en el sofa pulsé teatralmente el botón. Entonces algo extraño sucedió, sentí un calambrazo y todo se oscureció.

Al volver en mi, rodeada de ocuridad un infantil pensamiento, fuera de lugar, me llegó ¡Me voy a perder a One Direction! Un brillo a mis espaldas  me llamó la atención, el fondo del DVD. No tenía sentido, pero no era lo único; delante mía estaba mi hermano en el salón,  poniendo su película de terror. Un pensamiento alocado se me pasó por la cabeza: estoy en la televisión. En ese momento no se me ocurría otra idea. Mientras tanto mi hermano ponía la película Terror en el campamento, la había  visto hace unos años; aunque ni en ese momento tenía edad para verla. Pero no era lo malo el miedo, lo que me asusto de verdad es que, si yo era la protagonista moriría al final. Asustada empezé a correr, pero seguía en el mismo sitio aunque a oscuras era complicado saberlo; cargando la película. Entonces me acordé, aquella mañana Eduardo compró esa película, pero era una nueva versión y quizás no muriese, esto me consoló un poco. Aún así estaba aterrada, ¿mi cuerpo y boca actuarían solos o... yo tendría las riendas? De ser así, podría cambiar la historia para no morir. Estaba bastante asustada, en una situación de locos. El ruido del motor me sobresaltó, estaba en el autobús del campamento. Siempre me había preguntado como me comportaría ante situaciones de riesgo y me había llegado la oportunidad de saberlo.

Poco a poco el autobús se fue llenando de chicos y chicas de mi edad, todos animados, riéndose, contándose chistes... No sabían lo que les esperaba, yo estaba sentada junto a la ventanilla y tenía dos asientos vacíos a mi lado. La última vez que vi la película, solo había uno... bueno si estaba en lo cierto se subiría alguien en la ultima parada que ocuparía el sitio. Así fue, una chica alta de ojos azules y con pelo castaño, largo y rizado se sentó a mi lado y junto a ella, un chico músculoso, también alto de pelo castaño liso y unos preciosos ojos verdes.

-Hola, me llamo Raquel pero todos me llaman Rachel.- me dijo la chica cortésmente- Este es mi hermano, Fernando.

-Puedes llamarme Nando.- continúo el chico dirigiéndome una sonrisa- Un placer.

-Yo soy Angela, el placer es mío.- me alegró el darme cuenta de que yo había hablado y no mi boca, es decir, yo dirigía mis acciones- ¿Tenéis ganas de llegar?

-Sí, pero no va a ser fácil aguantar la hora de viaje. Además como vamos a hacer tantas actividades alucinantes- dijo Nando con brillo en los ojos mientras alargaba la palabra alucinantes.

-Este loco de aquí- interrumpió Rachel alborotándole el pelo a Nando- adora escalar y todo eso. Yo también pero prefiero más ir a las clases de supervivencia.

Una ironía comicamente triste, las iva a necesitar porque es una película de terror en la que ella quizás muera. Sonreí y seguimos hablando.

El campamento era pequeño y muy americano, el típico campamento con cabañas de madera y su bandera americana en el centro de todo. Dos edificios destacaban con grandes letreros, uno el comedor y otro la gran sala. Fuimos, al comedor donde nos fueron distribuyendo en las cabañas, por suerte Rachel estaba en mi cabaña, la número 13; que curioso. Un monitor muy borde y serio nos castigó por hablar, obligandonos a que tras la cena preparásemos  los instrumentos de escalada con él para el día siguiente. Molestas nos callamos y fingimos escuchar al monitor jefe que seguía dictando las cabañas, lo único de lo que me entere era que Nando estaba en la cabaña cercana a la nuestra.

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