Pesadillas

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Abro los ojos a regañadientes, Clove lleva medio minuto insultándome para que me despierte. Al final, me incorporo no quiero que me siga molestando, así que me levanto, cojo mi mochila y mis armas y me siento en una roca. Ella se tumba, en mi sitio, tengo que hacer algo para no aburrirme, empiezo a hacer inventario; tengo un botiquín, comida, tres botellas de agua y una navaja suiza que encontré en una caja. En mi pierna tengo una funda de cuchillo que guarda el que, muy inesperadamente, me dio Clove. Pasa el tiempo muy lentamente, cojo mi cuchillo y corto una rama de un árbol, no muy grande, es del tamaño de un palmo, poco más. Empiezo a tallarla, no con una forma definida, un borde afilado, muescas en los bordes y un lado redondo, al final parece una estaca. Levanto la vista, veo a todos durmiendo y hasta dormidos parece que te están mirando enfadados, con el ceño fruncido y una mano armada. Creo que sería buena oportunidad para irnos, pero no estoy muy segura, no quiero meter la pata. Veo que Carlos se incorpora, puedo preguntarle a él, se frota los ojos y se levanta para sentarse a mi lado.

-Hola.- le digo, lo mejor será preguntárselo pienso yo, así que bajo el tono- ¿Crees que deberíamos irnos ahora?

-No se, ahora lo vemos, mira a Cato, los ojos.- me dice en el mismo tono, lanza una piedrecita a los arbustos que tenemos cerca y los ojos de Cato no se mueven, no le entiendo-

-¿Qué pasa?- le pregunto sin entender-

-Nada ahora, sigue mirando- lanza tres cuatro piedrecitas contra los arbustos y por poco me da algo cuando la mano de Cato está en su espada y ha abierto los ojos-

-¿Qué ha sido ese ruido?- nos pregunta con la espada en alto-

-Nada, un conejo que se acaba se mover- dice Carlos tranquilo-

-Más vale.- dice tumbándose, al parecer molesto por el ruido-

-No he dicho nada.- digo mirando la hierba-

-Bueno ahora es mi turno, yo iba detrás tuya.- me dice estirándose- Duerme en mi sitio es bastante cómodo, dentro de lo que se puede tener.

-Vale.

Me levanto y con todas mis cosas a mano, me tumbo para descansar. La vida de los profesionales no es tan difícil, solo tienes que ser bueno matando gente, soportar la sangre y vivir el lema que tienen ellos: Somos los profesionales y matar es divertido. No tardo mucho en caer en el sueño otra vez.

Abro los ojos, el gong suena y me impulsa a correr pero no puedo moverme. No entiendo que pasa, estoy al principio de los juegos. Veo como unos tributos intentan coger una mochila, uno de ellos me resulta familiar, muy familiar, con terror veo su cara, es mi hermano. Intento levantarme, pero no puedo, veo que el otro tributo le clava un cuchillo en el estomago y se aleja con la mochila. Sigo sin poder levantarme, grito desesperada, los músculos no me responden y no puedo hacer nada mientras mi hermano se desangra en el suelo. Gime y llora mientras la sangre le empapa la camiseta, finalmente oigo el cañonazo y su cuerpo se relaja completamente. Todo se oscurece y dejo de luchar, pero sigo llorando. Cuando la luz vuelve estoy corriendo, pero yo no lo controlo, corro hacia la cornucopia y me hago con una mochila y el arco; lanzo una flecha y abandono la visión para seguir la flecha hasta un cuerpo, clavándose en él y haciéndolo caer. De nuevo es mi hermano que cae muerto instantáneamente, con un cañonazo. Vuelvo a mi cuerpo y lanzo otra flecha que impacta en otro mi hermano, le da en la pierna. Mi hermano vuelve a caer  esta vez rodando, intenta levantarse, pero no puede, gime desesperado pero es tarde, una espada le corta la cabeza. Entonces aparezco yo, le quito la flecha clavada en su pierna y digo entre risas: pringao. Le pego una patada a su cabeza que desaparece.

 -Arriba,- me gritan para que abra los ojos- ¡Ahora!

-¡Ya voy!

No se quien me ha gritado, pero le agradezco que lo haya hecho, me llevo las manos a la cara, no he llorado pero tengo muchas ganas de hacerlo. Ese sueño me duele en el pecho, tan duro como lo que he echo y tan afilado como un cuchillo; me siento tan mal que quiero gritar muy alto, pero se que no puede ser. Es por la tarde, el sol se esconderá pronto y empezará la cacería. Me incorporo, no tengo ganas de mover cajas, pero no tengo ganas de discutir. Niall me tiende la mano y la acepto, las cajas no son muy pesadas, por lo menos las que muevo, Marvel quiere hacerse el fuerte y caballeroso cogiendo mis cajas para ayudarme. Para cuando terminamos ya solo tenemos una tenue luz así que encendemos una hoguera y nos sentamos a comer. Peeta hace la cena, estoy un poco recelosa respecto a comerme una ardilla que ha cazado Cato, pero tengo hambre y pruebo un poco. No sabe tan mal como pensaba, no es pollo precisamente pero está rico. Una vez terminada la ardilla entre tantos como somos, cogemos beicon de la pirámide que ahora esta bien protegida. Cato salta entre las minas y coge un paquete que cocina Peeta, otra vez. Terminamos la comida y salimos sin dejar a nadie en la pirámide, no creo que nadie se acerque.

Unas horas de camino y cero victimas, lo que da un Cato cabreadísimo. No me acerco demasiado a él, ni yo ni nadie, va moviendo la espada a derecha a izquierda sin ningún tipo de consideración. No le voy a decir que se calme, todos están igual así que, qué se le va ha hacer. Puede que sea buen momento para huir, estamos muy cerca de la cueva con el portal.

-Creo que he oído algo.- digo los suficientemente algo como para que se paren y escuchen-

-Por allá.- dice Sky como si lo oyese, aunque me quiña un ojo-

-Sí, vamos.- dice Cato que parece que ya ni le importa, solo quiere matar algo-

Nos acercamos a la cueva, Carlos que va de los últimos, lanza una piedra hacia la cueva, nadie se percata de la piedra volando, solo del sonido que produce. Entramos en la cueva y yo voy con todo el cuidado del mundo para no mover cualquier piedra del suelo. Lanzo una piedra a nuestra espalda, entra en una abertura de la pared.

-Deberíamos separarnos para abarcar más.

-Vale.

Me voy hacia el portal y veo que los profesionales se van por otros huecos. Voy andando, pero a medida que me alejo corro un poco más hasta que estoy corriendo. Los profesionales aparecen a mi derecha, habré echo demasiado ruido.

-Por ahí.

No freno, corro más rápido, el portal está ahí, lo veo, lo tengo enfrente. Unas zancadas más y habré llegado, no me falta nada para entrar, para salir de aquí, para ir a un lugar más seguro. O al menos, algo en lo que no tenga que matar. Cuando parece que voy a rozar la luz con las manos...todo se oscurece y dejo de todo, no toco nada no puedo correr, nada. Oigo una voz en off,

"Así es como Katniss y Peeta se reencuentran y así es, cuando, para el Capitolio, todo se empezará a torcer."

Abro los ojos y me cuesta algo ver, pero la imagen me deja con la boca abierta y con un pequeño rubor en las mejillas.

-¿Quieres un azucarillo?

AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora