Primer día en la arena

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Mi mente se quedó en blanco repitiéndome que lo que había dicho Niall no era lo que yo creía, que era un equivocación. Sacándome de mis pensamientos el gong sonó, los tributos corrían y yo entre aquel caos, busqué desesperada la mochila que necesitaba.

-Vamos Angela- me decía como si sirviera de algo el repetirmelo- vamos, vamos.-

Con segundos infructuosos, corrí al bosque, pero un traspiés hizo que me cayera al suelo. A escasos metros estaba el primer árbol y un cuchillo impactó en el,  me levanté y lo saqué de la corteza; sin embargo al segundo intento un cuchillo alcanzó mi mano haciendo un corte en ella. Grité unos improperios y agarrando las armas me adentré en la espesura a toda velocidad. En el primer árbol escalable, trepé hasta quedarme sentada en una rama. Mi mano sangraba sin parar, cogí un cuchillo y corté un trozo de tela para vendar la herida que no parecía muy  grave. Clavé los cuchillos en la madera del árbol y miré al cielo rogando salir de esta pesadilla. Si realmente había gente con cerebro controlando la televisión en la que estábamos ¿por qué ponían esto?. La noche cayó rápidamente, las caras de los caídos aparecieron en el cielo; con alivio comprobé que mis amigos no aparecían entre ellos. Pero el miedo me recorrió al ver a Marvel y Glimmer, eran profesionales y estaban en alianza con Cato... Rompiendo el silencio de la noche, se oyó un silbido; seguido de otro más. A esos dos me uní yo, en ese momento apareció el  brillo de una linterna en un árbol cercano.

-¿Angela?- dijo en un susurro la persona de la linterna-

-Sí- dije lo más bajo que pude- ¿Quién llama?

-Sky- respondió- no puedo ir allí, estoy aquí con Carlos, ven aquí.-

-Lo intentaré por una rama- dije acercándome al borde en el que casi tocaba la otra rama- es muy...

La rama se resquebrajó en el momento en el que saltaba al otro lado. Ya me veía muerta por la caída, pero unas manos me agarraron con fuerza, la suficiente como para poder caer en una rama más baja. Por encima de mi cabeza las manos me soltaron, apoyándome en las ramas más cercanas subí hasta donde estaba Sky.

-Que cerca- dijo haciéndome un hueco-

-No sabía que tenías tanta fuerza- dije apartándome un mechón rebelde de la cara-

-No he sido yo- dijo señalando a Carlos, que no se distinguía en la oscuridad-

- Para tu mala suerte,- dijo Carlos pasándome una linterna- tendrás que saltar más ramas-

Con un suspiro di a entender lo mucho que me fastidiaba hacer de mono a oscuras. Una flecha apareció desde el suelo, a escasos centímetros de mi cara.

-Esto empieza a ser costumbre- pensé molesta- menos mal que no tengo la nariz puntiaguda.-

Con un gesto señalé el mensajero de nuestro bonito regalo. Con una risa maléfica el mensajero se alejó, eso si, gritando como si no fuera problema que supieran donde estaba.

-¡No os creáis que no se donde estáis!- encendió una linterna  hacia nosotros y con su haz no  pudimos ver de quien se trataba- ¡Además deberíais bajar para darme las gracias, esas linternas os las he regalado!-

- ¡No creáis que no os he visto enamorados de las narices!- grito-

Compartimos unas miradas de terror. Todos mis miedos afloraron en una lagrima que escapó sin poder detenerla. Pero a su vez un rubor, ¿A quien se refería? ¿Enamorados? Estuve a punto de lanzarle algo, pero Carlos se adelantó. Con un movimiento rápido, algo impactó cerca de él, por que este se apartó en los últimos segundos.

-¡Muy bueno Carlos!- gritó- ¡Tendrás que mejorar para ganarme!-

Con una risa malvada, se fue definitivamente pero sabía que al día siguiente volveríamos a vernos.  A los minutos de silencio, Carlos habló:

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