Dos: Megan

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Al llegar a casa almorcé e hice algunas tareas pendientes, en la tarde no tendría que ir al conservatorio, así que al igual que los viernes, sería una tarde aburrida.

Mi madre irrumpió en la habitación.

-Cariño, voy a salir, iré a casa de una compañera de trabajo, volveré pronto, no es muy lejos.

-Tranquila, no es necesario dar detalles -sonreí- ve.

Ella asintió con una sonrisa y se retiró.

Mi madre y yo a veces teníamos problemas. No era una adolescente problemática ni ella una madre controladora, al contrario, siempre me incitaba, al igual que Megan, a salir y hacer algo 'diferente'. Sin embargo, aunque nuestras peleas no eran muy comunes, podían llegar a ser bastante traumáticas. Podría asegurar que eso se remontaba a la ida de mi padre, había sido un hecho que nos había trastornado mucho a ambas y quizás, de cierta manera, llegamos a culparnos mutuamente.

Aunque por los momentos, sentía que las cosas iban cada vez mejor, nuestra última pelea había sido hace más de 5 meses y no había pasado de aplicarnos la ley del hielo un par de horas.

Abrí mi laptop e inicié sesión en Facebook, quería distraerme un poco. Lo primero que vi fueron algunas fotos de Megan en una fiesta. Se veía que se había divertido mucho últimamente.

No era ciega para ignorar sus nuevas amistades, (muchas nuevas amistades) entre las cuales se colaban algunos populares, pero no la culpaba, ella poseía una simpatía única. Todo eso había ocurrido de unos dos meses a la fecha, y aunque la sentía un poco distante a veces, no era algo que me preocupara, sabía que nuestra amistad era genuina.

Pensé es su 'plan' del día siguiente. Era cierto que la idea me emocionaba, pero me consideraba incapaz de no lucir inquieta, temblorosa, nerviosa o algo así. Él era uno de los chicos más populares y yo no era nadie, era simplemente imposible que pasara de un saludo, además, creía en la frase que dice "Ámate a ti primero para poder amar a alguien más"

Y eso representaba un gran inconveniente, ya que mi autoestima, como ya habrán notado, era algo sumamente minúsculo y dudaba que pudiera cambiar.

Esa era la explicación a porque "Enamorarse" estaba en el puesto número 1.000.000.000 en mi lista de "Cosas que Lea hará antes de morir"

La tarde pasó rápida como esperaba y luego de que mamá llegara cerca de las seis, y cenáramos juntas, me encerré en mi habitación de nuevo, encendiendo mi lámpara de noche y leyendo un libro hasta que el sueño me consumió.

El despertador sonó y me levanté esta vez sin ayuda de mamá. Me bañé y me vestí. Un jean gris, una blusa floreada y de nuevo, un suéter encima.

Al llegar al colegio la ansiedad me invadió, aunque se tratara de algo tan tonto como una presentación. Faltaban un par de minutos para entrar a clase así que entre a un baño y me observé en el espejo. Estaba ligeramente sonrojada, pero sin que se viera patético. Mi cabello castaño caía suelo hasta un poco más arriba de mi cintura y mis ojos estaban verdosos.

Sonreí un poco, sinceramente mi aspecto estaba mejor que otros días, aunque yo personalmente, seguía sin considerarme bella.

No llevaba maquillaje alguno salvo por un poco de brillo labial, pero no tenía ningún defecto en la piel que necesitara cubrir, por lo que usar más era innecesario.
Salí del baño y entré a física. En el primer receso recibí un mensaje de Megan:

"Estoy ocupada ahora, nos veremos a la salida, yo estaré hablando con él cerca de la puerta principal y casualmente te lo presentare, ¿de acuerdo?"

Paura D'Amare [Ignazio Boschetto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora