Veinte: ¿Quieres voltear?

344 28 19
                                    

La noche anterior había pasado unas dos horas dando vueltas en mi cama pensando en una infinidad de cosas, existía en mí una gran incertidumbre sobre lo que pasaría ahora.

Sin embargo, las clases eran una distracción momentánea que me mantenía tranquila y enfocada en otra cosa.

Temprano en la mañana le había enviado un mensaje de buenos días, que no obtuvo respuesta, aquello me había entristecido y llenado de más dudas, razón por la que trataba de distraerme con algo más y no pensar en Ignazio ni nada que tuviera que ver con él.
El día pasó lento y el martes comenzó aburrido y rutinario. En la tarde fui al conservatorio y no lo vi, al parecer había faltado. Sin embargo, trate nuevamente de pensar en otra cosa, lo que no fue fácil al tener a todo el mundo felicitándome por nuestra presentación, ya que cada mención suya me hacía pensar en aquel fantástico beso de nuevo.

Comenzaba a preguntarme... ¿Le habría pasado algo? ¿Por qué no escribía, ni respondía? ¿Se sentía comprometido por aquel beso? ¿No sentía lo mismo por mí?

Era realmente frustrante.

El miércoles por la mañana, mientras me alistaba para ir al colegio, recibí un mensaje suyo. Mi corazón dio un vuelco al leer su nombre en la pantalla.

"Te espero aquí a las 5"

Y adjuntó una dirección al mensaje.

Respondí con un sencillo "Ok" y bajé a desayunar.

(...)

Iba saliendo del conservatorio, eran casi las cinco, llevaba un vestido floreado que me había puesto cuando fui a casa a almorzar, ya que sabía que más tarde no tendría tiempo de cambiarme y quería estar bonita, porque...

Porque lo vería... ¿No?

No había recibido más mensajes suyos en todo el día y no tenía idea de lo que podría pasar. Podía ser bueno, podía ser malo.

No sabía que pensar. Estaba enamoradísima de él, eso era cierto. Pero... ¿Cómo iba a cambiar eso nuestra relación? ¿Pasaríamos a ser... algo más? ¿Haríamos como si nada pasó? ¿O lo que quería era decirme que él no se sentía igual?

Quería ser optimista, pero estaba muy nerviosa.

Me miré en un espejo a las afueras de una tienda. Me veía bien, y mis ojos se veían de un curioso verde intenso, pero ni siquiera era yo lo que me preocupaba. Era él. ¿Qué sentía Ignazio?

Traté de relajarme un poco y seguí caminando, revisando de vez en cuando la dirección en mi teléfono.

Llegué a la esquina indicada. Había pasado varias veces por ahí en el auto, pero nunca había caminado por ahí. Era la parte nueva de la ciudad, y la verdad, era preciosa.

Miré a mi alrededor y vi una floristería o tienda de regalos, un restaurante estilo café y un salón de belleza, más sin embargo, no había nadie. ¿Me habría equivocado de sitio?

Saqué mi teléfono para ver la dirección de nuevo, pero no alcancé a hacerlo cuando un par de manos taparon mis ojos.

Me asusté y di un salto. Luego reconocí esas suaves manos y sonreí.

-Hola.

-Hola.

-¿Qué rayos es todo esto?

-Una sorpresa para ti.

-¿Para mí?

-Sí. Perdón por no haberte escrito estos días, estaba planeando todo -lo sentí sonreír. Me sentí inmensamente aliviada. -Espero que no te hayas preocupado.

Paura D'Amare [Ignazio Boschetto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora