Capitulo 2: Turbación

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—¡Qué ha pasado! —exclamó la voz temblorosa de mi madre. Ella se notaba aterrorizada.

Al abrir mis ojos noté que ardían, había llorado demasiado por la noche. Me encontraba enredada en las sabanas de mi cama, mi cuerpo dolía y casi no podía moverme. Poco a poco pude recordar y procesar todo lo que había ocurrido anoche. Todo era inexplicablemente terrible.

—No lo sé —titubeé desperezándome

—¡Ashley por favor, que ha pasado! —alzó la voz—. ¡Todo abajo es un desastre, todos los vidrios de la casa están rotos, hay cosas tiradas por todas partes y Titan! —dijo haciendo énfasis en el nombre de mi perro—. ¡Dónde está Titan!

Ella se veía alterada, no era para menos. Movía sus delgados brazos desenfrenadamente, estaba vestida de una forma elegante, probablemente había llegado recién dé la fiesta, su cabello castaño estaba perfectamente peinado y su rostro maquillado. Su boca no dejaba de emitir palabras que no podía entender, estaba aturdida y solo oía gritos en la habitación.

—Titan está muerto —dije sin rodeos—, ¿No viste su cadáver en el suelo?

—¿Qué dices? —preguntó. Caminaba por toda la habitación, estaba más desconcertada que yo.

Me levanté de la cama, todo daba vueltas y mi vista no estaba completamente clara. Caminé junto a mi madre hacia abajo. La situación era demasiado extraña. Como ella había dicho, todo en la casa estaba desordenado, la televisión se encontraba en el suelo, con su pantalla astillada, el sofá de cuero estaba rasgado, sus almohadones en el suelo, junto a los vidrios de las tres ventanas que se hallaban en la sala. Había portarretratos rotos en el suelo, tierra de las masetas de plantas desparramadas, eran imágenes totalmente aterradoras. Pero el cadáver de mi mascota no estaba donde lo había por última vez, alguien se lo había llevado. Tal vez, aquel psicópata de la carta.

—¡Llegamos y la puerta estaba abierta! —contó mi madre, quien observaba el desastre tomándose la cabeza con ambas.

—Calma, ahora mismo iré a hacer la denuncia a la policía —dijo tranquilamente mi padrastro Jorge. Su tranquilidad mejoraba el trágico ambiente.

—¿Pero Ashley, tú no te diste cuenta de esto? —preguntó mi madre

—No, solo vi a Titan en el suelo —respondí—. Muerto

—¿Puedes dejar esa frialdad a un lado? —el tono hostil de Jorge me erizaba la piel

No comprendía mi actitud indiferente. Había derramado lagrimas toda la noche, hasta que mis ojos quedaron irritados y secos. Ya no tenía nada que hacer, entendía perfectamente que quien había hecho este caos, era el mismo que envió la terrorífica carta. Mi intriga por resolver el misterio aún seguía en pie, no iba a parar hasta lograrlo.

No dejaba de observar a mi madre, sentada sobre el sofá, sin dejar de tocar las puntas de su cabello, ese era su mayor tic.

—Mamá, te juro que vi su cadáver ahí —le señalé el lugar

—¡Pero no está! —exclamó

—Alguien se lo llevó entonces —intervino Jorge

—Pero ¿quién pudo haber sido? —preguntó mi padrastro—. Si fuese algún ladrón, hubiese robado algo, pero aquí no falta nada —afirmó

Callé, sabía las respuestas, pero algo me decía que debía guardar silencio, no sabía de qué sería capaz esa persona.

—Te llevó a la academia y luego haré la denuncia, ¿De acuerdo? —dijo Jorge

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora