Capitulo 38: Demencia

1.5K 157 66
                                    

Observe cada parte del bosque desorientada, el frío calaba mis huesos, el viento era tan fuerte que podía erizar mi piel. Sentí un fuerte dolor en mi cabeza que me llevo a tocarla, inmediatamente comprobé que tenía una herida en ella, no tan profunda, pero dolía. No logré ver mucho, al momento del golpe caí desmayada. Visualicé mi alrededor,Sam ya no se encontraba a mi lado, lo cual me llevo a pensar que quizá ella era la venganza de Anónimo por no cumplir envenenar a Matt y su novio.

No quería pensar que algo malo le había ocurrido, pero era una gran posibilidad.

No sabía cuanto tiempo había pasado desmayada así, recuerdo haber venido con Matt,pero al parecer no se había acercado a ver que ocurría. Me puse de pie un poco mareada a causa del golpe, agarrándome de un árbol entre los tantos que habían allí para no caer otra vez.

Cuando el mareo cesó, comencé a caminar hacía la camioneta, al cruzar la zanja pude notar qué la camioneta ya no estaba, o al menos donde la había visto por última vez.

Continué caminando hacía la calle, para poder analizar la situación y no tardé en darme cuenta que Matt se había ido.

Estaba cansada de esto.

Las lágrimas corrían por mis mejillas sin parar, ahogada en un llanto que no podía calmar. Deambulé horas por la ruta hasta que logré llegar a la ciudad, mis piernas dolían de una forma increíble, ya no soportaban un paso más, todo mi cuerpo estaba agotado, estaba encorvada, casi que arrastrándome en lugar de caminar. Necesitaba dormir por demasiadas horas, descansar de una vez por todas, mi mente y cuerpo.Estaba acostumbrada a esta situación de sufrir, pero ya no más.

Anónimo quería acabar con mi vida.

No dude ir a la casa de Nicholas, era el lugar más cercano a donde me encontraba, además, necesitaba serias explicaciones de mi hermano. Comencé a transitar aquellas calles, llenas de personas que me miraban confundidas, preguntándose unos a los otros que me sucedía, en lugar de acercarse a mi. Esto ya lo había vivido.

Las gotas comenzaban a caer sobre mi, una tormenta se desató en pocos segundos, los relámpagos iluminaban toda la zona y segundos después un trueno hacía vibrar las calles.

Luego de haber caminado varios kilómetros hasta la mansión, me detuve frente a ella, en esas largas y altas rejas, toque el timbre y pocos segundos después el empleado se acercó a abrirme. Avancé hasta la entrada junto al amable señor, quien me observaba con compasión al verme en ese estado. Mis piernas temblaban y supe que en cualquier momento me desmayaría.

-Ashley -susurra aterrado Nicholas, sin moverse de su lugar -¡Ven vamos a la habitación! -me ordenó

Seguí los pasos de Nicholas, quien no se molesto en cargarme o ayudarme a caminar, que era algo que se me imposibilitaba cada vez más. Ya no me molestaba en erguir mi postura. Estaba hecha un desastre, empezando por estar totalmente empapada.

Sus zapatos dejaron de crujir en la madera cuando nos encontrábamos frente a una puerta, que había abierto momentos atrás.

-Ven, recuéstate en la cama -volvió a ordenarme mientras él se sentaba en ella.

-Gracias -le dije tumbandome a su lado

-¿Matt ha llegado? -pregunté -Necesito hablar con él -volví a decir

-Matt nunca ha salido -afirmó con seguridad -Hablaras, pero primero necesitas descansar y explicarme que ha pasado

Cerré mis ojos y acomodé la almohada para luego apoyar mi cabeza, sentía la mirada de mi padre sobre mi. Pensé que quizá todos se estuvieran volviendo locos, nadie actuaba normal a mi alrededor, nadie podía emitir una palabra sin dejarme dudando.

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora