Capitulo 45: Día de tu muerte

1.6K 152 198
                                    

Domingo 19 de junio del 2015

21:45

Me encontraba sentada frente al computador con la mirada perdida en la pantalla vacía. Estaba todo perdido, otra vez. Intenté nuevamente colocar el pendrive, pero era en vano, no funcionaba, el pendrive no contenía nada. Esa situación me llevaba a pensar qué todo era una trampa, una pista falsa para desorientarme. Ni siquiera podía confiar en los testimonios de Dominic, la persona en la que más había confiado me había traicionado ¿Qué queda para los demás? Ella llegó ese día con una carta falsa, diciendo que mi madre la había dejado ahí, pero eso era mentira, la falsificó y aun no encontraba el por qué. Ella no era quien decía ser, me mintió desde el primer momento, todo lo que habíamos vivido era falso y eso dolía. Continué observando a mi alrededor, mis medicamentos se encontraban a un lado del computador, estaba segura que aunque no las tomara, no iba a vivir mucho tiempo más, tenía un gran mal presentimiento, sentía que el final estaba cerca.

Un ruido que provenía desde afuera hizo que me sobresaltara, me puse de pie rápidamente y observé hacia la puerta, en ella Natalia estaba se encontraba junto a sus maletas, con una mirada llena de tristeza, los ojos un poco cristalizados, parecía sensibilizarse por la situación, pero luego refregaba sus ojos con las mangas de su campera y volvía a endurecerse. Jamas la había visto llorar, hoy no iba a ser la excepción. Le había pedido que se vaya, no quería volver a verla y tampoco necesitaba sus absurdas explicaciones. No me hacía bien, pero era lo necesario, debíamos alejarnos. Debía seguir sola como desde un principio.

—¿No crees que es demasiado? —dice ella cerrando los puños fuertemente clavando sus uñas en la palma de su mano, se veía un poco enfadada.

—Me mentiste —suspiré

—Ashle...

—No se quien eres —interrumpí —Quiero que te largues de mi casa, ahora —ordené volviendo a sentarme en el escritorio

—Esta bien, solo quería que supieras que si me conoces, no soy lo que tu crees —dice con su voz cada vez más débil —Estas cometiendo un error al alejarme de ti

—¡Vete! —exclamé

Cuando las primeras lagrimas estaban a punto de caer por sus mejillas, ella acató mis ordenes y se marchó. Jamas entenderé su carácter, por qué siempre trataba de verse fuerte, mostrando una imagen insensible de ella. Antes podría llegar a creer que por dentro era distinta, pero ahora solo sentía desconocerla.

Un gran golpe en la puerta de entrada a la casa me advirtió que Natalia ya se había ido y me encontraba completamente sola. Me recosté en la cama, observando el aburrido techo, como siempre lo hacía o quizá solo cuando tenía paz mental. Aun no había llegado el momento de replantearme todo lo que había sucedido en cuestión de un día, había escapado de un hospital psiquiátrico, mi hermana había muerto y el tiempo parecía no correr, nadie había venido por mi, estaba muerta para muchas personas. Era peligroso permanecer en la casa, debería ser el primer lugar donde buscaran, pero no tenía otra parte a donde ir.

De un momento a otro me había sumergido en una serie de pensamientos sin fin, hasta que escuché un ruido insoportable proveniente del vidrio de mi ventana. Dirigí mi mirada hacía ella, espantandome al verla completamente astillada al borde de caer en pedazos, me incorporé sobresaltada, sabía de que se trataba esto, observé el reloj de mi mesa comprobando de quien se trataba. Efectivamente, eran las diez.

Abandoné la habitación, corrí por las escaleras en busca de explicaciones, recordando que nadie estaba en la casa, Jorge trabajaba y Aron se había ido hace varios días, las puertas estaban trancadas, no tenía de que alarmarme. Creí que Anónimo no volvería a tirar aviones por la ventana, mucho menos que intentaría romperla.

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora