Capitulo 40: Estres

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Corría por las calles, agobiada, con mi querida puntada en el pecho que nunca me abandonaba en los peores momentos. Me estremecía de dolor pero nunca dejé de correr, percibí una lejana luz proveniente de una ambulancia junto una multitud de personas al rededor. Aceleré mi paso, Me acerqué a esa trágica escena, la ambulancia estaba llevándose a Taissa, él auto de Clint se encontraba allí, él la había atropellado, pero había huido.

La ambulancia cerró sus puertas ante mis ojos, ni siquiera pudieron decirme como estaba ella. Jorge llegó unos segundos después y en su camioneta fuimos al mismo tiempo que la ambulancia hasta el hospital. Tenía los nervios de punta, la puntada en mi pecho no quería irse, no me dejaba si quiera respirar. Otra víctima más de Anónimo. Otra víctima más de mi cobardía.

Una vez allí nos informaron que Taissa estaba grave, había recibido un fuerte golpe en la cabeza y no estaban seguros si podría sobrevivir. Nadie se encontraba en la sala de espera preguntando por ella, ningún familiar o amigo, solo nosotros. Los médicos intentaron contactar desesperadamente a sus familiares, hasta que llegaron a unos registros que dictaban que Taissa era huérfana. Había estado varios años en un orfanato con su hermana, pero nadie las adoptó, al cumplir dieciocho salieron, jamas de volvieron a ver, por lo tanto quedaba registrado que ella estaba abandonada.

De a poco pude caer en cuenta que su vida no había sido tan buena. Ella tenía una razón de ser, tan tímida y nerviosa, no había tenido una familia, quizá era uno de los tantos misterios que ocultaba. El tiempo pasaba y seguíamos sin recibir noticias al respecto, ni siquiera Natalia había venido a visitar a su novia. Ponerme en el lugar de Taissa era terrible. Poco después nos enteramos que Clint era buscado por la policía, su camioneta fue quien atropello a la chica, haber huido era lo peor que podría haber hecho.

De camino a casa, una tormenta horrible se desató, los rayos se sentían como si cayeran a pocos metros de mi, pero ya había superado aquella espantosa fobia, ahora tenía problemas peores. Conducía por la autopista, con mis manos sudorosas al volante,mi cuerpo estaba absolutamente sin energía, mi cabeza estallaría en cualquier momento, la puntada en mi pecho no se había ido, lo cual me hizo pensar, que mi salud no andaba nada bien, mis ojos se cerraban solos, a veces todo se daba vuelta, pero no podía perder el control del volante.

-Debes saber algo -la voz de jorge denotaba preocupación, quien iba en el asiento de al lado -Algo no anda bien en Natalia

Quite por un momento mi mirada hacía el camino y miré a Jorge confundida.

-¿De que hablas? -pregunté antes que mis manos comenzaran a temblar descontroladamente

-Amenazó a Aron, él se fue de la casa -enunció

-¿Por qué ella amenazaría a Aron? -volví a preguntar poniendo mi atención al volante.

-No tengo idea -afirmó -Algo en ella no me da confianza

-¿Por ejemplo? -pregunté

-La he visto varias veces rondando por el jardín a la noche, eso es extraño -dice -¿No lo crees? —suspiró —Otra cosa, Ashley, Megan no ha vuelto a la casa.

Detuve la camioneta frente a la casa, baje primero sin esperar a Jorge, quien me tomó del brazo fuertemente haciendo que me detuviera, me quejé del dolor

-¿Que haces? -pregunté acariciando mi brazo

-Tienes una enorme mancha de sangre en tu cabeza

Toqué mi cabeza, sin aun discernir lo que él decía. Mi cabello se sentía húmedo al taco, dolía un poco, puse mi mano frente a mis ojos y al ver que ella estaba manchada con sangre, reaccioné.

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora