Capitulo 34: Rota

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La noche me atrapa, la oscuridad del callejón, la soledad del lugar hacían de mi, un ser pequeño, vulnerable y triste. La vista nublada, sin el dominio de mi cuerpo qué se iba hacía los costados, chocandome con las paredes haciendo que mis brazos se lastimaran. Las lagrimas no paraban de caer por mis mejillas y no entendía por qué, una vez más volvía a sentirme sola, otra vez todo se había arruinado y nadie estaba para rescatarme. Mis codos raspados, mis zapatos sucios de las pisadas, el miedo a la soledad, el dolor de cabeza y otras cosas más qué volvían frágil, insignificante y hacían cuestionarme por qué no me había rendido, por qué tenía una postura tan equivocada sobre porqué debía seguir intentándolo.

Me senté en el suelo, sin importar la basura qué hubiese en ese lugar tan macabro. Me sentía asfixiada, todo mi cuerpo dolía y el nudo en mi garganta desapareció de tantas lagrimas derramadas sin saber por qué. Pasaron largas horas allí, sin poder moverme del suelo, ya nada importaba. Todo me inculpaba y hacía verme siniestra, personas importantes para mi sostenían con firmeza que les hice daño, no había manera de que eso fuese así, querían volverme loca y tal vez lo lograra, es decir, me encontraba llorando en un callejón por algo que sabía que no había hecho yo.

Pero no iba a ocultar también que estaba enojada con ella y triste por lo qué mis ojos habían visto, algo más que no entendía por qué. Pero me enfureció tanto que salí de allí sin avisar y caminar hasta este lugar tétrico. Se qué a ella no le importaba lo qué me pasara hoy, estaba con alguien mejor, pero aun dolía.

Abrí mis ojos los cuales dolían más que todo lo que había ocurrido, estaba tirada en el suelo, había pasado la noche allí, el efecto del alcohol había cesado. Me levanté al ver qué dos vagabundos me observaban de una forma repugnante, sentí un pinchazo de dolor en el pecho, me estremecí y luego camine más rápido para salir de allí, aunque no pude evitar los comentarios asquerosos de esas personas, así que asustada comencé a correr, a pesar de lo adolorida que me encontraba. En el intento, me tropecé, rompiendo mis rodillas contra el suelo, terminando de destruirme, mis jeans se habían roto. Cogí todas mis fuerzas y me paré para continuar caminando hacía mi casa.

Luego de caminar largas y solitarias calles a las ocho de la mañana, visualicé mi casa de lejos, esa calle parecía interminable, mis piernas no podían continuar caminando mucho tiempo más sin rendirse y caer al suelo. Arrastrando mis pies y quejándome de mis dolores me fui acercando a la casa, donde se encontraba Jorge en el garaje encendiendo su camioneta, maldecí, deseaba que no me encontrara en ese estado vergonzoso, iba a desmayarme, caminé por el borde de la calle, intentando qué no me viera, pero inmediatamente Jorge puso los ojos ante mi y corrió a donde me encontraba.

-¡Hija! ¡Que te sucedió! -exclamo impresionado al verme.

Me replantee mi estado, y lo cuan obvio era. Si bien me sentía destruida, no creía que mi apariencia lo demostrara tanto, pero al parecer si, al ver la desesperación de Jorge quien me alzo en brazos para llegar más rápido a casa, me recostó sobre mi cama donde comenzó a realizar preguntas qué no podía responder. Iba a desmayarme en cualquier momento si seguía agobiándome.

Jorge abandonó la habitación luego de que su serie de preguntas no funcionaran. Descubrí que Natalia no había vuelto a casa, no había dormido aquí y eso me dio lugar a pensar muchas cosas. Me enfadé más y desee no haberla conocido nunca, no sé por que ese ataque de celos había llegado a mi sin ningún sentido, pero la ira dominaba mi mente. Di un puñetazo a la pared qué lastimo todos mis nudillos haciéndolos sangrar.

Me levanté de la cama y caminé hacía mi espejo de cuerpo completo, donde pude observar un monstruo delante de él. Un monstruo despeinado, transpirado, con los ojos hinchados y unas ojeras qué cubrían su cara, el maquillaje corrido y una camisa arrugada, manchada y sucia, sus pantalones rotos en las rodillas y sus manos sangrando. Pero si miro bien, veo un monstruo vació, incompleto, triste y desarmado.

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora