Capitulo 22 : Treinta minutos

1.6K 183 48
                                    

Cuando era pequeña, exactamente a los seis años mi padre se fue de la casa,tengo pocos recuerdos de él, lo suficiente como para saber que él no me quería. Varios hombres han pasado por mi casa luego de esa separación, todas las noches alguien diferente, aunque ella trataba de que no me diera cuenta, era bastante obvio. Ella se volvió alcohólica. Mi abuela se hizo cargo de mi hasta los catorce. Mi madre se recuperó y intentamos tener una agradable relación, no fue fácil. Ella conoció a Jorge luego de irnos a vivir juntas. Lo cual terminó de empeorar nuestra relación. Nunca estuvo, presente en mi vida como suelen hacer las madres. Entonces llegue a la conclusión de que estaba sola, o huérfana del corazón. Y con respecto a mi verdadero padre, nunca me dio curiosidad saber que es de su vida, mi madre tampoco volvió a hablar de él. Lo único bueno de todo este calvario, fue Jorge. Nunca nos llevamos bien, por la simple razón que de más pequeña pensaba que el iba a robarse a mi madre, así fue, pero eso no importa tanto. Jorge fue la persona que más se preocupó por mi en este último tiempo, se lo agradecía demasiado y se que en este momento,escapando de él, lo estoy fallando. Pero todo esto, era para salvarlos a ellos, a los qué quiero.

Continúe corriendo, escapando de ellos, sin mirar atrás. Un poco desbordada en mis pensamientos.
No olvidaba de que había salido del hospital hace unas horas, mi golpe en la cabeza fue importante.

Me sentía un poco débil, mis piernas estaban un poco flojas. Siento que me toman del brazo fuertemente, haciéndome frenar de golpe.

-¿A donde crees que vas? -Dice el comisario

Jaloneé para poder liberarme pero fue imposible.

Miré a Jorge con tristeza, en parte pidiendo disculpas.

-Ashley no puedo ayudarte si no dejas que lo haga -dice Jorge en tono comprensivo.

- ¡Tienes que dejarme ir, va ocurrir algo malo!. -exclame.

-Todos te estamos protegiendo, nada malo va ocurrir. - respondió Jorge

-Tu no lo entiendes - dije con desesperanza.

-Estas acusada de algo terrible, no podemos dejarte libre, lo siento hija -dice Jorge con lágrimas en los ojos.

Seguir hablando seria inútil, el cronometro marcaba veintisiete minutos.

Veintisiete minutos para llegar a la casa de Lou, lugar que quedaba a media hora exacta de aquí.

Los comisarios se alejaron algunos metros para hablar entre ellos,mientras Jorge no me quitaba la mirada de encima.

-¿En que estas metida? ¿Drogas? -dice Jorge preocupado.

Solté una carcajada y luego me disculpé.

-¿Enserio crees eso? - Le pregunté

Jorge apartó la mirada de mi y luego volvió a mirarme.

-¿Puedo ir al baño? - Le pregunté a Jorge con la intención de escaparme

-No - respondió fríamente como si conociera mi plan.

-Necesito ir, por favor - Insistí.

Él fue junto con los oficiales, quizá a preguntarles. Y luego regreso a mi con un si.

Sonreí falsamente y caminé lentamente hacía el baño, que quedaba a la vuelta del pasillo. Me asombró qué nadie viniera detrás de mi. ¿Realmente querían que me escape? Reí para mi misma y luego corrí por el pasillo buscando la salida, una vez más, sin tiempo.

Veinticinco minutos marcaba el cronometro.

Aceleré mis pasos, siempre coincidieré que era una enorme universidad, pero ahora creo que es un real laberinto. El timbre sonó, los pasillos se llenaron de adolescentes. Dejé de correr, era imposible, me tropecé con unas veinte personas, deje de pedir perdón y nuevamente aceleré mis pasos.

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora