Capitulo 39: Deriva

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La estación de tren estaba casi vacía, si no fuera por las señoras que murmuraban a los lejos y alguno que otro niño correteando que llamaban la atención de Megan, quien se encontraba aburrida, sentada en una banca que al no llegar al suelo movía libremente sus piernas de un lado a otro como si eso la divirtiera, aunque estaba esperando poder irse al fin. Las doce horas no habían pasado, aun quedaban cinco, pero no podía cumplirlas, no podía seguir arriesgando su vida, si algo le pasaba toda la culpa era mía. Había escrito un mensaje a Clint de camino, le envié la dirección de la cabaña, si iba podríamos arreglar las cosas de una maldita vez. Quité el cronometro de mi bolsillo y lo lance a las vías de el tren, luego saque mi móvil y escribí un mensaje a Nicholas, advirtiéndole que fuese a buscar a su hija a la estación de tren de la ciudad. Megan tenia solo seis años y estaba a punto de enviarla en un tren sola hasta su casa, pero no podía arriesgarme a volver con ella. El tiempo paso y el tren por fin llego, me despedí de la niña, que se veía tan preocupada que rompía mi corazón, corrió hacía el vagón moviendo su cabello recogido de un lado a otro, observe como las puertas se cerraban y caminé hacía la salida con más tranquilidad.

***

Estaba sentada en el sofá, esperando el mensaje de Nicholas avisando que Megan había llegado bien, pero el móvil nunca sonaba. Un pequeño golpe en la puerta de madera hizo que me sobresaltara, quede inmóvil, no podía salir y arriesgarme a salir sin conocer que se hallaba afuera, luego del segundo golpe que resonó en toda la cabaña, me asome a la puerta

-¿Hola? -pregunté del otro lado

-Soy Clint -dice una voz masculina

Abrí la puerta de inmediato, no podía creer lo que oía, lo invité a pasar a la casa, estaba viviendo una situación demasiado extraña, jamas pensé que el vendría, hacía demasiado tiempo que habíamos perdido el contacto, incluso la última vez que lo vi, el planteaba la idea de asesinarme.

-¿Como estas? -preguntó sentándose sobre el sofá

-Mal -respondí sinceramente -No viene al caso, háblame de ti -dije sentándome a su lado

-Vine hasta aquí solo por qué de alguna forma u otra, necesitamos aclarar las cosas -dice

-Lo mismo digo -dije -Quisiera saber por qué te has alejado de mi

-Los dos nos hemos alejado -dice sin mirarme, él se notaba triste, nervioso y no dejaba de mirar al suelo, como si buscara algo allí, su actitud no dejaba de incomodarme

-Después de la muerte de Lou, todo cambio -suspiré

Necesitaba llegar al punto, la intriga de saber que había sucedido con su relación me mataba.

-Si -respondió fríamente

-¿Querías a Lou? -pregunté

-Claro que si -responde llevando su mirada hacia mis ojos

-Me han dicho que ustedes se odiaban -lancé

-¿Que? -pregunta nervioso -Eramos mejores amigos y tu lo sabes -afirma

-¿Y tu hijo con Sam? -pregunté

-Oh, ya te ha llegado ese rumor -bufó

-Sam me lo dijo -afirmé

-No puedo decirte nada Ashley, debo irme -dice y se levanta de su asiento -Lamento que todo haya acabado así entre nosotros

-¿Así como si nada vas a irte? -dije, poco después mis ojos se cristalizaron -Esta bien, me hubiese gustado que todo fuese diferente

-Yo igual -dice abriendo sus brazos para abrazarme -Jamas te voy a hacer daño, nunca lo olvides -dice con la voz quebrada

Esas palabras sonaban tan falsas, solo bastaba con recordar la conversación en el pueblo, para saber lo falaz que estaba siendo conmigo. Me lancé en sus brazos, estaba muy enfadada con él, pero que más daba, era mi mejor amigo y probablemente la última vez que lo vería.

Atte. Anónimo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora