Atte. Anónimo ✔

Capitulo 7: Infiltrado

Mi vida en estas últimas semanas había sido bastante complicada, se me estaba pasando el tiempo tan rápido que ni siquiera me había detenido a pensar con claridad las cosas.

Empezando porque mi madre en cualquier momento viajaría a Los Ángeles y por lo tanto me tendría que quedar sola con Jorge y Aron su hijo. La idea de que se fuera no me molestaba, es más, me alegraba últimamente, lo único malo era que debía quedarme con mis dos peores enemigos en la casa, eso sí era una pesadilla.

Y luego empieza lo peor, los aviones de papel.

Ya era parte de la rutina, abrir la ventana todas las noches y dejar entrar la carta repleta de amenazas. Y aunque "Anónimo" me había prohibido averiguar quién era, lo estaba haciendo, pésimo, pero lo estaba intentando. Aunque, solo tenía un sospechoso, Joe. Por las simples razones de que, él sabía mi dirección y yo nunca se la había dicho, ni siquiera había hablado con él, por su confesión en la camioneta y la conversación que escuche de él y sus amigos. Aún seguía pensando en ello y la verdad, cada vez entendía menos. Pero veía incapaz a Joe, de asesinar a alguien.

Deambulaba por mi habitación, un conjunto de ruidos hizo que me dirigiese a la ventana. El sol chocaba de frente haciendo que no pudiese ver con claridad, solamente pude ver un camión de mudanzas estacionado justo en la casa de en frente, no tardé en recordar la conversación con Alex la noche del apagón. Ya no tenía dudas, su familia se estaba mudando allí. Era una increíble noticia, entre tantas malas. Al menos, luego de qué mi madre se fuera, tendría a alguien cercano como lo eran para mí, Plur, Peter y Alex.

Bajé entusiasmada por las escaleras, rumbó a saludarlos.

—¡Así que era verdad! —dije entrelazando a Alex con mis brazos, denotando felicidad.

—No miento Ashley... Y que... ¿Qué fue ese abrazo? —su tono sonaba algo nervioso

—¿Pues no puedo abrazarte? —reí

—Claro que puedes —volvió a abrazarme

Todo era genial, pero algo más genial llegó a mi mente, debía sacar frutos de esto.

—Alex ¿puedes hacerme un favor? —pregunté en voz baja casi susurrando

—Dime —sonrió

—Ya que ahora somos vecinos ¿Puedes observar por tu ventana mi jardín, a la noche?

—Eso suena algo extraño —dijo—. ¿Pero dime, a que se debe? —preguntó

—Nada, luego te lo contaré —golpeé su hombro con mi puño suavemente—. ¿Puedes ayudarme o no?

—Si claro —aceptó

Era una idea descabellada, temía qué "Anónimo" viese a Alex, sé que eso no sería nada bueno, pero debía averiguarlo. Además, si tan solo se trataba de Joe, dudo que sea tan listo como para darse cuenta.

Acordamos a la hora que él debía mirar hacía el jardín. Él sospechaba demasiado sobre mi pedido, pero no quiso indagar demasiado, solo acató mis ordenes, era una persona demasiado manipulable.

***

Esta noche mi madre partiría a Los Ángeles, eso nos tenía demasiado sensible a todos aquí, la iba a extrañar demasiado, la falta que me haría iba a ser impresionante. Antes de que ella se fuera, junto a Jorge y Aron, preparamos una pequeña despedida en casa, y esa fue la primera vez que organizamos algo en conjunto.

Si iba a convivir con ellos el resto de mis días, debía procurar llevarme bien con ambos y dejar de comparar a Jorge con mi verdadero padre. Eran personas distintas y debía superarlo de una vez por todas. En algún momento de mi vida, recuerdo haber intentado verlo como mi padre y no como el simple "marido de mi madre" pero el problema era qué, él no me veía como su hija.

Por otro lado, con Aron, jamás tuvimos algún tipo de relación, es decir, nunca tuvimos una charla como amigos, ni conocidos, mucho menos como hermanos.

Mi madre partió. El dolor no se iba, pero todos volvimos a nuestra rutina.

Y luego de todo eso, descubrí una gran característica de mí, que desconocía. Odio las despedidas, odio despedirme de las personas que quiero ¡Las odio!

Debía seguir adelante y descubrir el misterio, del juego en el que había caído.

¿Quién era esa chica misteriosa? ¿Por qué Joe tenía una fotografía del psicópata? ¿Qué estaba intentando hacerme? ¿Quién es Anónimo?

Me senté en el sofá, quería respirar con tranquilidad, faltaban pocas horas para abrir la ventana y quería aprovechar mis últimos momentos de paz. Estiré mis piernas sobre el sofá y de pronto mi celular comenzó a vibrar encima de la mesa. Me quejé y lo tomé, Alex estaba llamándome.

Atendí

—¿Ashley?—dijo Alex del otro lado

—¿Que ocurre?—pregunté

—Ashley, hemos terminado de empacar y encontré algo muy extraño en el sótano de la casa—su voz temblaba—Hay un montón de imágenes tuyas pegadas en la pared, imágenes que te tomaron si que te des cuenta