Capítulo 23: Las teorías de Kaiser.

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Kaiser pretendía hacerle una visita a Elisabeth, la madre de Scarlett

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Kaiser pretendía hacerle una visita a Elisabeth, la madre de Scarlett. Si ya era misteriosa la mujer y de pocas palabras, para colmo ni siquiera contestaba a la puerta que estaba golpeando. Trató de llamar al timbre esperando respuesta, pero ni un solo paso ni una sola respiración tras ella se escuchaba.

Trató de entrecerrar los ojos y concentrarse en su oído que todo lo oía, incluso las gotas que caían de aquel grifo del baño. No escuchaba su respiración, si quiera ruido alguno. No se encontraba en casa.

«Pues si no estás en casa te haré un allanamiento de morada, mi amor», pensó para sus adentros.

Se atusó la chaqueta de su traje mientras se preparaba para entrar en la casa. Antes de usar su poder domoniaco, se percató que la casa tenía patio y que sería mejor entrar por ella sin correr el riesgo de que alguien lo viese.

—Más sencillo para mí.

Anduvo rodeando la casa. Un precioso jardín verde con sus respectivos árboles y flores adornaban el lugar. Lo tenía muy bien cuidado, se notaba que se preocupaba por el bienestar de su jardín.

Para su suerte, la puerta del patio estaba abierta. La casa no había estado vacía hacía mucho. Aún se respiraba el perfume que unos minutos la mujer se aplicó. Prosiguió su paso olvidando el olor y buscó indicios o alguna señal de que Aizen hubiese estado allí.

Nunca le dio buena espina Elisabeth, siempre sospechó de ella de manera exagerada. La mujer decía haber ayudado anteriormente a los ángeles con su poder de bruja, lo que significaba que estuvo con Aizen y, por qué no decirlo, ayudándolo; sirviéndolo.

En la mesita del salón había un papel que parecía estar en blanco, pero estaba dado la vuelta. Aizen tenía cierto fetiche con dejar notas por todos lados y Kaiser era conocedor de ello. Así que leyó el contenido:

«Estoy bien. No cometas ninguna estupidez, Elisabeth, por favor».

Contenía escrito la hoja.

Kaiser frunció el ceño. Por primera vez una carta no estaba firmada por Aizen. No era suya.

«¿Acaso es...?», barajó una posibilidad. Pero no estaba seguro de ello. Era imposible.

Elisabeth entró a la casa interrumpiendo los pensamientos que estaba teniendo. La mujer dejó caer su bolso de sus manos mientras vio el rostro de Kaiser sujetando aquella carta. Corrió hacia él tratando de quitarle la carta de sus manos, pero en menos de un segundo se había colocado tras ella.

—Yo también me alegro de verla, cielo —comentó él con un falso interés.

—¡Devuélvamela! —ordenó apretando los dientes.

—¿Por qué se pone tan histérica?

—¡No es asunto suyo!

—Desgraciadamente, sí es mi asunto. ¿Qué está pasando aquí?

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⏰ Última actualización: Feb 26, 2023 ⏰

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Ángeles despiadados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora