Capítulo 2: Latidos del corazón.

597 44 5
                                    

Después de estar observando durante unos segundos a Yukiko, me levante de la silla cuidadosamente y abrí un poco una de las ventanas para que entrará un poco de aire y poco a poco se enfriara el ambiente.

-¿Tienes casa?- pregunte sin remordimientos.

Él me miró algo molesto pero enseguida sus dulces ojos azules me transmitieron un sentimiento de preocupación.

-No... bueno, vivo solo y... - dijo con algo de vergüenza.

-¿Y...? - dije extrañada.

-Quedo enterrada en la nieve durante la ventisca, salí de ella para buscar ayuda y me perdí un poco. - dijo avergonzado.

-Se que es un poco repentino, pero... si quieres te puedes quedar hasta que pasen todas las grandes tormentas de nieve. - dije sonriente.

-No necesito ayuda de nadie... - dijo algo molesto.

-De verdad que complicado eres chico. - me dije suspirando.

Nos quedamos durante unos segundos callados, lo único que se escuchaba era el eco del aire que rebotaba por todo el extenso y blanco bosque pintado por la nieve. "Todos los chicos son siempre unos orgullosos" pensé algo molesta. Por una parte me sentía despreocupada pero por otra parte me sentía un poco mal por él.

-Lo digo enserio, te puedes quedar si quieres, el pueblo está lejos y te volverá a pillar otra de las tormentas de nieve. - dije sonriendo le con algo de vergüenza.

-Es... esta bien. - dijo avergonzado.

-Bueno, querrás comer algo, ¿no? - dije dirigiendo me a la cocina.

-Deacuerdo.. - dijo levantándose del sofá.

Comencé a preparar un té caliente para que no dañara su garganta ya que hacía poco estaba con fiebre y parecía resfriado. Salí de la cocina con la taza en la mano y vi a Yukiko doblando la manta que le había dejado con una expresión de cansancio que me hacía pensar que tal vez no debería haberlo despertado.

-Toma, esto te ayudará a curar tu resfriado. - dije dejando la taza en la mesita cuidadosamente.

-Gracias... - dijo sonriendo me disimuladamente.

Yukiko miro hacia la taza, dejando la manta doblada en el sofá. El parecía algo preocupado y después de tragar saliva cojio la taza cuidadosamente. "¿Qué le ocurrirá? " pensé algo extrañada.
Nos sentamos en el sofá algo avergonzados he intentando no mirarnos a la cara. Yukiko comenzó a ponerse tenso lo que me hizo preocuparme un poco. Mire fijamente a la taza por si tenia alguna imperfección ya que él no le quitaba la mirada de encima. Segundos después, me fije que el humiyo que salía de la taza, al estar caliente, dejo de aparecer en seco, por si eso no me había sorprendido, la taza que era de un color oscuro, comenzó a ponerse de un color cristalino al rededor de su mano. Desconcertada, mire a Yukiko intentando recibir un respuesta de lo he estaba pasando pero antes de que pudiera decirle algo, la taza se quebró en miles de trozos que cayeron desordenadamente al suelo, haciendo un ruido que rompió el silencio por completo.

-¿Qu... que ha pasado? - dije muy extrañada.

Yukiko se levantó sin sorprenderse y se puso a recoger los trozos de la taza que estaban dispersados por la cálida moqueta. Yo me agache y le ayude a cojerlos sin preguntar nada más. De pronto, nuestras manos se chocaron haciendo que nuestras miradas se cruzasen. Los dos nos quedamos fijamente perdidos en la mirada del otro. No te como mis latidos se aceleraban poco a poco y como el calor subía a mis mejillas haciendo que se sonrojaran. Me desvio la mirada y segundos después, terminamos de recoger los trozos y nos levantamos del suelo cuidadosamente.

-Siento... lo de la taza. - dijo algo avergonzado.

-No... no importa, tengo muchas. - dije intentado disimular la preocupación que tenia por el.

Comenzó a atardecer y la sombra de los árboles se reflejaba en las ventanas. Los dos no habíamos hablado desde el medio día y seguía estando desconcertada por lonque habia ocurrido. Yukiko estaba sentado en el sofá y su mirada parecía perdida en el fuego de la chimenea. Yo sin embargo estaba apunto de rendirme al cansancio que tenia.

-Yukiko... - dije con algo de vergüenza.

-¿Mm...? - dijo mirándome desde el sofá.

-Quieres algo para cenar. - dije suspirando.

-No, estoy bien... - dijo volviendo a mirar hacia la chimenea.

-De... deacuerdo, si necesitas algo estas en tu casa, yo me voy a duchar. - dije subiendo al segundo piso.

Las cálidas gotas de agua resbalaban por mi cuero dulcemente relajando me cada vez más. Aún seguía preocupada por Yukiko, pero lo único que quería hacer ahora era echarme en mi cama y dormirme. Me puse la ropa interior y un jersey que me llegaba hasta las rodillas. Después de eso, me acurruque en la cama y del cansancio que tenia enseguida me dormí.
Abrí los ojos alertada por un sonido que provenía de la cocina. Vagamente me levante de la cama y comencé a bajar las escaleras bostezando. Me fije bien y la luz de la cocina estaba encendida y la puerta de esta estaba entre cerrada...

CONTINUARÁ EN EL CAPÍTULO 3.

Cuerpo Helado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora