Capitulo 25: Afiladas raices.

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Alguien me golpeaba dulcemente en la cabeza, haciendo que me despertara algo incomoda. Delante mía y a unos pocos centímetros de mi rostro, estaba Yukiko, que me miraba serio y con una mirada cautivadora. Mi corazón se acelero de golpe y note como mis mejillas se enrojecían. Él enseguida me hizo un gesto con el cual me señalo que guardara silencio. Trague saliva algo preocupada intentando calmarme. Segundos después, Yukiko me abrazo fuertemente. Sorprendida, me quede inmóvil ante el. De pronto, todo nuestro alrededor comenzó a ser cubierto por un montón de raíces y hiedras. A los pocos segundos, estábamos atrapados en un espacio tremendamente cerrado y rodeados de aquellas plantas. Yukiko se aparto de mi y se hecho a un lado con cuidado de no pincharse con varias espinas que salían de aquellas fuertes y verdosas raíces.

-A sido ella otra vez? - le pregunte un tanto preocupada.

-Si... Note como varias raíces se acercaban cuando estabas durmiendo y para no dejar que te atrapasen a ti sola, te abrace. - dijo él como si nada.

-Y ahora que? Como vamos a salir de aquí? - nerviosa mire a mi alrededor.

Yukiko no respondió a ma pregunta, lo que hizo que me pusiera mas nerviosa aun. No había mucha iluminación ya que solo unos pocos tallos de luz, se colaban por diminutos y escasos espacios que habían dejado las raíces al juntarse.
Puse una mano sobre una de estas y cerré los ojos intentando hacer lo mismo que había hecho para liberarme anteriormente, quemarlas. Ya notaba como un calor sofocante bajaba hasta mis dedos que a la vez comenzaron a iluminarse de una luminosidad tenue y cálida. Antes de llegar a poder hacer algo, Yukiko me paro rápidamente, cogiendo me de la mano.

-No! Tonta! Si quemas esto, nos asaras a los dos. - dijo con una mirada preocupada y seria.

Al coger me la mano tan repentinamente, me corte con una de las espinas, uno de mis dedos que con dolor, me lleve a la boca.

-Haber... - dijo él suspirando.

Me cogió la mano directa mete y después de ver mi pequeña herida durante unos segundos, introdujo la punta de mi dedo donde tenia el corte, en su boca. Esto me hizo intentar retroceder un poco. Enseguida soltó mi dedo cálidamente y me miro a los ojos.

-Así se corta la hemorragia. - dijo como si estuviera explicando el porque lo había hecho.

Sin llegar a responderle, intente calmar a mi corazón, que de nuevo había comenzado a elevar su ritmo. Pegue un último suspiro y me puse poco a poco, apoyada en una de las paredes que se había creado cuando nos rodearon las plantas.

-Vale... Necesito que hagas algo. - soltó él rompiendo el silencio.

-Que. - dije decidida.

-Si me das tu mano y juntamos nuestros poderes, soltaremos vapor caliente, haciendo esto, las raíces que nos rodean se apartaran por el calor, pero no moriremos asados. - dijo tranquilamente mirándome sin caso pestañear con unos ojos serios y valientes.

-Vale. - dije yo dándole mi mano.

Sus dedos rodearon a los mios y al ver como cerraba sus ojos para concentrarse, yo hice lo mismo. Mis manos ya estaban bastante caliente y salia alguna que otra diminuta llama de estas. En pocos segundos note como el frío de Yukiko comenzaba a invadir el ambiente. Un humo un tanto sofocante, comenzó a surgir, tal y como había dicho Yukiko. Mire hacia arriba y era cierto, varias plantas, molestas por el calor, fueron apartándose poco a poco hasta que simplemente nos liberaron. Volviendo a los ojos de Yukiko, estos se abrieron trayendo con sigo una sonrisa de calma y alivio. Nuestras manos de separaron y poco después, nos levantamos directamente, del suelo. Al fijarme bien, me di cuenta de que seguíamos en la misma habitación, pero no veía por ningún lado a Haru. Preocupada mire a Yukiko intentando obtener respuesta.

-Se lo han llevado, al igual que hubieran hecho con tigo mientras dormidas. - su voz me puso bastante nerviosa ya que podría pasarle cualquier cosa a Haru y eso me preocupaba.

-Y como salimos? - intentaba conservar la calma.

-Parece que estamos en un refugio, seguramente en mitad de un bosque o algo parecido, porque no se escucha ningún ruido y la luz del sol entra directamente. - comento el observando las paredes.

-Bueno... Y que? - di un paso al frente con seriedad.

-Apunta con tu mano a esa pared y concentrate para derribarla. - me dijo el mientras señalaba la pared que tenia aquella pequeña ventanita de unos barrotes metálicos y desgastados.

Así que, eso hice. De nuevo lleve todo el calor de mi cuerpo a mi mano derecha. En cuanto me quise dar cuenta, una gran bola de fuego ardiente se situaba justo enfrente de mis dedos creando una pequeña brisa que mecía mi cabello. La solté directamente y efectivamente, el mura callo dejándonos un hueco libre para escapar de aquella habitación. Era cierto, estábamos en medio de un gran bosque o eso es lo que llegue a contemplar después de que todo el humo que había producido el derrumbamiento, se esfumara. Segundos después, Yukiko me cogió de la mano y corrimos tanto como pudimos para salir finalmente de allí.

CONTINUARA EN EL CAPITULO 26.

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