Capítulo 14: Devastación.

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Llegue a lo que parecía la entrada de un bosque y aun cabreada entre con la intención de perderme en el y no volver nunca.
Caminando a través de los matorrales, lo que no me costaba mucho ya que se había creado un pequeño sendero debido al paso continuo de los animales, la luz del sol, se colaba por las hojas de las copas de los árboles dándole un toque de misterio a ese extenso bosque verde.
Mis pies comenzaban a dolerme y ya me sentía cansada. Suspirando me senté bajo la sombra de un árbol. Cerré los ojos y por un segundo solo escuchaba el sonido de las hojas mecidas por el aire.

-Miyuki! - gritaba una voz masculina interrumpiendo aquel momento de relajación que tenia.

Rápidamente me levante y comencé a correr en dirección contraria de la que se escuchaba esa voz. Me movía no muy rápido ya que estaba cansada y era difícil ir esquivando los arbustos. Cada vez escuchaba más cerca a aquella persona, lo que me ponía más nerviosa. Depronto alguien se lanzó hacia mi por la derecha haciendo que los dos cayeramos al suelo bruscamente.

-Miyuki. - dijo el suspirando.

-Haru! - dije sorprendida al verlo encima mía y mirándome preocupado.

El me miró sonriente y me ayudó a levantarme del suelo poco a poco. Nos quedamos de pie y yo miraba para abajo avergonzada.

-Escucha, no debes hacer caso a Yukiko... - dijo intentando animarme.

-Bah... - dije sin darle importancia.

-Nos... sentamos? - dijo con algo de timidez.

-Vale... - dije sin mirarle a la cara.

Los dos nos sentamos algo incomodo apoyados en el tronco de un árbol. Mi corazón estaba latiendo cada vez más rápido ya que a los pocos segundos de sentarnos, el me rodeo con su brazo.
Trague saliva intentando no pensar en eso y levante la cabeza para mirar hacia arriba. Me gire a Haru sonriente y enseguida me di cuenta de que se había dormido apoyado en mi hombro. Tenia un rostro cansado. Supuse que había estado buscandome y a lo mejor por eso estaría tan agotado como para dormirse.
Uno de sus mechones rojos tapaba calidamente parte de su cara. Todo aquello era un poco incomodo ya que si me movia, lo molestaría seguramente y no sabia que hacer. Suspire y de nuevo mire hacia arriba. Cerré los ojos y volví a escuchar las hojas mecidas por el aire. Me fui relajando poco a poco y comenzó a entrarme un cansancio muy profundo, haciendo que en pocos minutos me durmiera.
Abrí los ojos molesta por el canto de los pájaros del bosque. Me levante poco a poco del suelo con la espalda un poco dolorida. Al mirar a mi alrededor, no había ni rastro de Haru, lo que me preocupo bastante.

-Haru? - dije desconcertada.

Comencé a caminar por los alrededores de el bosque pero no veía ninguna señal de que estuviera. Salí del bosque minutos después bastante preocupada y extrañada. De pronto, al mirar al frente, vi que en el horizonte, comenzaba a surgir un humo grisáceo y que parecía el típico humo de un incendio. Corrí en aquella dirección temiendome lo peor. Acercándome cada vez más al humo, me di cuenta de que lo que se estaba incendiando era el pueblo. Comencé a ponerme muy nerviosa y seguí corriendo hasta que llegue a la plaza de este.

-No puede ser... - dije tristemente.

-Miyuki! - grito Haru al verme.

-Qué ha pasado?! - dije con los ojos apunto de llorar.

-Alguien ha incendiado todo esto... - dijo desanimado acercándose a mi.

-Eso lo veo... pero quién a sido el cobarde que lo ha echo? - dije cabreada al ver que el hogar de esas personas que no tenían culpa de nada, se estaba reduciendo a cenizas.

-Un Shiku... - suspiro.

-Pero no los tenias a todos controlados? - dije preocupada.

-Ya... eso creíamos... - dijo mirando hacia a bajo.

-Pero! - dije intentando comprender lo que pasaba.

Aquel niño que había salvado anteriormente, seguramente habría muerto, al igual que su familia y muchos más personas que llevaban una vida normal dentro de lo que cabe, en este acogedor pueblo. Sentía como de nuevo la furia se extendía por mi cuerpo.

-Debemos salir de aquí. - dijo Haru comiéndome de la mano.

-Juro que encontraré al responsable de esto y se lo are pagar... - susurre cabreada.

Haru me cojio en brazos y comenzó a elevarse hacia el cielo cubierto por aquella nube de humo oscuro. Íbamos en dirección a la casa de la organización y se veía de fondo el pueblo ardiendo en llamas. Me sujete más fuerte a Haru y cerré los ojos para no pensar en ello. El responsable pagaría por ello, al menos haría lo posible para dar con el...

CONTINUARÁ EN EL CAPÍTULO 15.

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