Capítulo 12 - Un poco de diversión

237 18 0
                                    

– Muy chistoso – digo rodando los ojos.

– No me gustaría estar solo – dice encogiéndose de hombros – y de momento eres la persona que me parece más interesante.

– ¿Pero tú no tienes amigo o que? – pregunto intentando disimular el efecto de sus palabras en mí.

Ahora más que nunca noto el calor y la cercanía de su cuerpo. Pero no me muevo e intento estar lo más relajada posible.

– Está Jared, pero ya conozco todo sobre ese idiota – dice y a pesar del insulto su mirada muestra cariño – los demás del grupo solo los veo en clases o en fiestas.

Carraspeo esperando la siguiente pregunta. Él lo entiende y con una sonrisa me pregunta mi comida favorita. Y así sigue el juego durante el resto de la tarde, pasándonos de las veinte preguntas. Yo estoy un poco adormilada entre sus brazos mientras respondo a sus preguntas y escucho sus respuestas.

– ¡Dios mío! Solo te podía pasar esto a ti – no podía dejar de reír, me había explicado el momento más vergonzoso de su vida hacía ya cinco minutos y aún sigo riendo – ¿De verdad que te paso eso?

Él asiente y no puedo evitar soltar otra carcajada. Cuando pudo tranquilizarme por fin, Ray baja la cabeza negando.

– Bueno – dice suspirando mientras mira hacia la ventana – se está haciendo tarde y debería volver a casa.

– Deberías – digo yo asintiendo lentamente con la cabeza y sin poder evitarlo sonrío sin mostrar los dientes.

Nos quedamos un rato así. Mirándonos a los ojos. Y vuelvo a no poder apartar la mirada. La verdad es que Ray es un chico muy atractivo. Y es simpático y me hace reír, y eso nadie lo ha conseguido desde hace mucho tiempo. Sin olvidar que el chico es un ángel.

Siento que el poco tiempo que paso con él, pasa más rápido. Y que en ese tiempo me siento más relajada, más tranquila. Cuando me doy cuenta que llevamos mucho tiempo mirándonos a los ojos decido levantarme. Veo como él me imita y se pone a recoger sus cosas, le acompaño hasta la puerta aún con la manta enrollada en mí y se la abro.

– Ha sido una tarde fantástica Amelia – dice poniendo un mechón rebelde detrás de mi oreja – Espero que mañana te encuentres mejor.

Al ver que me quedo callada, se da la vuelta y empieza a caminar hacia su casa. Cuando está ya en la verja le llamo.

– Ray – chillo y se gira – gracias por haber estado toda la tarde conmigo.

Me sonríe y me guiña un ojo, vuelve a girarse para irse a su casa y yo cierro la puerta. Me apoyo en esta y me deslizo hasta el suelo, me cojo la cabeza y suelto una pequeña risa. Puedo parecer loca o alguna cosa pero me parece increíble cómo me he sentido esta tarde. A pesar de no encontrarme del todo bien, estoy mejor que cuando ha venido Ray. No digo que me guste, ni mucho menos que esté enamorada, pero me ha sentado realmente bien tener una tarde así.

***

Sorprendentemente, el martes me encontraba mucho mejor. He pasado unos días un poco cansada por la fiebre, pero al contrario de mi estado físico, mi estado de ánimo ha sido el mejor que he tenido desde que llegue. Ya es viernes, y a pesar de que me gustaría estar feliz de no tener que ir al instituto y poder disponer un poco más de tiempo libre, no lo estoy. Y no tengo ni remota idea de porqué.

Al llegar a casa dejo las cosas en el sofá y me agacho para acariciar a mi gato. Estoy cansada pero no me apetece quedarme en casa ni irme a dormir. Me apetece divertirme, salir un rato y reír. Me apetece comportarme como una adolescente normal. Quiero olvidarme de todo e imaginar que puedo plantearme entrar en la universidad, tener amigo con los que salir y hablar, tener un novio que me quiera o simplemente una familia que me regañe por las imprudencias que hago.

Be carefulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora