Capítulo 27 - Un baile catastrófico

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Nos encontrábamos en la cama abrazados bajo las sabanas. Ray se había quedado a dormir, a petición mía, últimamente no he estado con él al cien por cien y quiero ser otra vez la "Mel" a la que pidió salir Ray, no la loca y paranoica novia que estaba siendo hace unas horas. Tengo mi camiseta subida por las caricias de Ray en mi espalda, provocando que me quede en un estado de soñolencia, sin estar dormida del todo pero con la cabeza en otra parte. Suspiro a gusto de estar así, de estar relajada.

– Sé que me estás escondiendo algo – dice sin dejar de acariciarme la espalda – y me duele que no confíes en mí.

Levanto mi cabeza de golpe saliendo de mi ensoñación. Esto no me lo esperaba ahora.

– Sí que confío en ti – le digo con el ceño fruncido.

– Hay algo que no me acabas de decir y sé que no tienes por qué contarme todo, pero siento que es algo que me afecta a mí también y me gustaría saberlo.

Noto los ojos llorosos y bajo la cabeza. Él es tan buen chico que no se merece nada de lo que pasará. No sé qué contestarle. ¿Qué le voy a decir? No puedo decir que un día desapareceré. Y lamentablemente, ese día está más cerca de lo que me gustaría.

– Prométeme una cosa Ray, es todo lo que deseo – digo volviendo a levantar la cabeza para mirarle a los ojos – solo prométeme que no te olvidaras de mí – Ray me mira confundido pero yo continúo hablando con un nudo en la garganta – prométeme que te acordaras de vez en cuando de mí.

Perderte a ti será lo más duro que haga, quiero decirle. Pero garganta se cierra impidiendo que cualquier sonido salga de ésta. Ray sigue mirándome confundido hasta que con un brazo me acerca a él y me besa. Le rodeo el cuello con mis brazos y lo atraigo hacia mí. Le quería. Desde luego que lo hacía.

***

Viernes. Baile. Ray. Suspiro tomando fuerzas para esta noche, la quiero disfrutar y lo voy hacer junto con Ray. Me abrocho el vestido con dificultad y me vuelvo a mirar en el espejo. La verdad es que me encanta el vestido. Me acabo de retocar un poco el maquillaje y bajo las escaleras mirando el reloj. Ray ya debería estar aquí. Cojo mi bolso y me siento en el banco de la entrada para esperarle.

Lizzy había venido a media tarde ayudarme con el peinado y el maquillaje y hacia una hora que se había ido a su casa para acabar de prepararse.

Después de diez minutos esperando, me empiezo a preocupar. ¿No le habrá pasado algo no? Ray siempre es puntual. Cuando me levanto para empezar a caminar a su casa para ver si va todo bien, le veo llegar a paso apresurado por el camino de casa.

– Lo siento, Amy se puso enferma y tuve que esperar a que mi madre viniera – me dice intentando volver a respirar – Estás preciosa.

Mi sonrisa se ensancha y me atrevo a recorrer mi mirada por su cuerpo. Lleva una camisa blanca metida en un pantalón negro de vestir a juego con su americana, no lleva puesta ni pajarita ni corbata, simplemente lleva el primer botón desabrochado. Está irresistible. Se acerca hasta mí y me da un beso. Le rodeo con los brazos y él pasa sus brazos por mi cintura.

– En serio – susurra cerca de mis labios – Estás espectacular, Mel, ahora ya no me apetece ir al baile.

– Tú también estás muy guapo – susurro también intentando no reír por su comentario.

Le doy un último beso y empezamos a caminar cogidos de la mano. La verdad es que Ray se ve realmente atractivo en traje.

Llegamos un poco tarde pero no lo suficiente para quedarnos sin el paripé de las fotos en pareja antes de entrar. La decoración es simple, colores como el blanco el negro y el rojo predominan en la sala. Simple pero elegante, me encanta. La pista de baile está llena de parejas, puedo divisar a Lizzy bailando ya con Jared un canción conocida.

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