Estaba sentada debajo del árbol que me he agenciado para mí misma a la hora del almuerzo, pensando si me había gustado o no el beso, si debía haberle dado una bofetada o no. Había sido un pequeño contacto, tan corto que a veces incluso dudo si no fue un producto de mi loca imaginación. Pero entonces, por qué lo habría imaginado. El corto contacto de sus labios con los míos solo me causaba curiosidad. Pero la gran pregunta era: ¿Por qué Ray me había besado?
La semana ha transcurrido normal. Él no hizo mención al beso, ni pareció incomodo al día siguiente. Yo por el contrario no podía evitar verle de otra forma, por lo que, aunque intentaba seguir las conversaciones cuando me acompañaba al trabajo, me distraía fácilmente con mis pensamientos. A veces me encuentro con su mirada fija en mí en mitad de clase y cuando se da cuenta de que le pillado, simplemente me sonríe y se gira para seguir con la clase como si nada. Y eso me frustraba. ¿Por qué? No tengo ni la menor idea. Y como consecuencia, sus amigos también se me quedaban mirando con curiosidad.
Estoy tan sumergida en mis pensamientos relacionados con esos malditos ojos verdes que no me he dado cuenta de que alguien se acercaba hasta que le noto sentado justo a mi lado. Me quedo un poco desorientada al ver a una chica que no conozco de nada, ni siquiera recuerdo haberla visto en los pasillo. Aunque no se puede decir que yo vaya por ahí fijándome en la gente. Pero lo que me extraña aún más es que se atreva a acercarse a mí.
No es que crea que soy un monstruo, pero sorprendentemente, nótese el sarcasmo, se han creado rumores alrededor mío. Esos rumores me vinculan con todo tipo de oficio. Desde que si soy miembro de la mafia, hasta una criminal que se ha escapado de la cárcel. Esto me he enterado por Ray, que me lo explicó entre carcajada y carcajada. El hecho de que no me lo tomara a mal creo que tiene que ver con que el chico de ojos verdes le saco importancia al asunto. Incluso yo también acabe riendo. Todo un logro. No estoy precisamente pasando inadvertida últimamente, que era lo que quería hacer cuando decidí quedarme en este pueblo. Pero no tuve en cuenta que cuanto más pequeño sea el pueblo, la gente sería más cotilla.
Por lo que me he pasado los últimos días viendo como la gente me esquivaba. Y es por eso mi sorpresa al ver a una chica morena sentada a mi lado mientras mueve le pie con nerviosismo.
– Me llamo Lizzy, mejor dicho Elisabeth, pero prefiero Lizzy – dice sin mirarme aun a la cara – soy la chica del baño.
Quise reír. No de ella, sino de cómo había dicho que era la chica del baño. Pero entendía que se refería a que era la chica que intente consolar. Sigo preguntándome qué ha podido ver en un gilipollas como Mike. Pero el caso es que le había prometido que si quería hablar con alguien, ese alguien podía ser yo. Y yo siempre cumplo mis promesas.
– Habla – dije sonando más borde de lo que quería. Hablar con niños pequeños, ningún problema; hablar con Ray, perfecto; hablar con una chica sobre sus sentimientos, eso ya no lo tenía tan claro.
– ¿Cómo haces para que todo el mundo te respete? – pregunta dejándome muda.
Literalmente. No sabía que decir. Me esperaba que me explicara su vida sus problemas, incluso que se echara a llorar. Pero no. Me había hecho una pregunta a algo que no tenía ni idea que hacía. ¿Qué me respetaban? Me tienen miedo mejor dicho. No hecho absolutamente nada más que actuar como una loca autista con ataques de pánico cada dos por tres. Debo de haberme cruzado con la única loca – aparte de mí, porque no vamos a mentir, tantos años encerrada habían hecho mella en mí – de todo el instituto.
– Por favor, di algo – me rogó – porque estoy haciendo un esfuerzo para no largarme y huir de la vergüenza.
Me la quedo mirando y veo que baja la cabeza y empieza a jugar con sus manos. No salgo de mi asombro hasta que oigo como suena el timbre, indicando que debíamos volver a las últimas clases. Recojo todo lentamente mientras siento la mirada de la tal Lizzy encima de mí.
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Be careful
Fiksi RemajaTerror, es lo único que siento, pero tengo que seguir corriendo, no puedo parar. Tengo que esconderme y huir, ese es mi único pensamiento, por mí, por todas ellas, por mis padres, por mi hermana. Me caigo, me duelen los pies y las rodillas, me levan...