Acabo de ponerme los pendientes y me miro en el espejo asegurándome que está todo correcto. El vestido negro se amolda hasta mi delgada cintura para después caer con un poco de vuelo, es de media manga con encaje todo él. Llevo puestas unas medias carne para no tener tanto frío y unas manoletinas granates que hacen juego con mi bolso. El pelo me cae en pequeñas ondas y el color rojo que había estado en un principio ahora ya no es tan intenso. A lo largo de estas semanas el pelo me ha crecido por lo que ahora se ve en la raíz mi color natural. Oigo como llaman a la puerta y acto seguido como se cierra ésta. Sé que es Ray por lo que no me preocupo demasiado.
Cojo el bolso y después de una mirada de aprobación hacia mi persona salgo de la habitación para encontrarme a Ray con las manos metidas en los bolsillos de un tejano oscuro. Se ve el cuello de una camisa blanca que sobre sale del jersey azul oscuro. Me pongo el abrigo que está encima del sofá antes de acercarme a él.
– Estás preciosa.
Me da un beso en los labios pero antes de que me dé tiempo a disfrutarlo, ya se ha separado y tira de mi mano para salir de casa. Confundida, sin entender a que vienen tantas prisas le cojo del brazo y le freno antes de que pueda abrir la puerta de la verja del jardín.
– ¿Qué te pasa? – pregunto con el ceño levemente fruncido.
El me mira fijamente antes de suspirar. Me envuelve entre sus brazos y esconde su cabeza en mi cuello, provocando que un escalofrío me recorra. Le abrazo de vuelta esperando que me diga lo que está pasando.
– Estoy nervioso – confiesa.
– ¿Por la cita? – pregunto mientras me separa un poco de él para poder mirarle a la cara.
– Sí – vuelve a suspirar – no es la primera que tengo y ya sé que te lo he dicho antes, pero me gustas mucho Mel, no te puedes imaginar hasta qué punto. El asunto es que no quiero arruinar lo que tengo contigo en la cita.
Paso mi mano por su cabello bajando por su mejilla. La dejo un rato ahí acariciándole con una pequeña sonrisa. Me pongo de puntillas y acerco su cara a la mía para besarle. Es un beso lento, con calma. Intento transmitirle tranquilidad. Me separo ligeramente de él y apoyo mi frente en la suya.
– Ray hemos dormido juntos en la misma cama. Hay confianza entre nosotros. – intento tranquilizarlo – Me gustas e incluso podría decir que me estoy enamorando de ti. No eres estúpido Ray y me conoces, así que estoy segura que no vas a estropear nada.
Yo sigo con los ojos cerrados disfrutando de su cercanía, bajo mis manos recorriéndole el cuello hasta llegar a su pecho y dejarlas ahí. Ahora es él quien acaricia mi mejilla. Siento como me acaricia el pómulo.
– Se podría decir que yo también me estoy enamorando de ti.
Sonrío y abro los ojo para ver su ojos verdes mirándome alegres. Nos junta para besarnos otra vez y baja su manos a mi cadera mientras yo las entrelazo detrás de su cuello. El beso vuelve a ser lento pero esta vez es más intenso. Ray sonríe entre beso y beso haciendo que yo también lo haga. Cuando se separa lo hace con una gran sonrisa y no puedo evitar devolvérsela. Entrelaza nuestro dedos y nos ponemos andar.
– ¿Qué vamos a hacer? – pregunto.
– No soy muy original así que vamos a ir a un restaurante a hacer la típica cita. Y quizás hagamos el postre en otro sitio un tanto especial – dice y le miro curiosa. Ya no me pongo tan nerviosa cuando se me queda mirando fijamente, como está haciendo ahora – En serio, estás realmente preciosa.
Bajo la cabeza haciendo que el pelo me tape la cara mientras una sonrisa tonta aparece en mi rostro. Deshace el agarre y me rodea los hombros con su brazo. Feliz de estar así, recibiendo un poco de su calor, entrelazo mi mano con la que está sobre mis hombros y le doy un apretón. Vuelvo a levantar la cabeza para ver que sigue mirándome. Me estiro y le doy un pequeño beso para luego seguir a mirando hacia delante.
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Be careful
Fiksi RemajaTerror, es lo único que siento, pero tengo que seguir corriendo, no puedo parar. Tengo que esconderme y huir, ese es mi único pensamiento, por mí, por todas ellas, por mis padres, por mi hermana. Me caigo, me duelen los pies y las rodillas, me levan...