Prehistoria

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Sus manos escarban con cuidado la tierra en busca de ese algo que elimina la ansiedad que siente dentro de él, no tiene aún las palabras para explicar lo que siente, lo que ve y a duras penas logra nombrar lo que ese joven mundo le ofrece. Siente como el aire pasa por su cuerpo haciendo que tiemble, observa esa antorcha gigante que siempre aparece en el cielo luego de que se va por unos minutos y sabe que pronto se irá como sucede siempre.

Se levanta con su espalda algo encorvada y mueve su nariz intentando encontrar algún rastro de enemigos, como no escucha ni ve nada decide irse hacia su escondite aferrándose a su única arma. Se adentra a la oscura cueva y dejándose llevar por su mano recorre las rocas para guiarse en la oscuridad, pronto encuentra los dos pedazos de madera que ha ido guardando y los frota entre ellos. Tiene su propia bola de fuego que le suministra calor en las frías noches, se acerca lo más que puede porque le tiene miedo a esa pequeña llama, aprendió que le causaba dolor si se acercaba demasiado.

No siente al tiempo pasar con lentitud puesto que aún no sabe qué es el tiempo, él sólo vive cada día sin saber cuál es su rumbo, a dónde va o de dónde vino y cuando escucha los pasos de alguien adentrarse a su hogar se tensa porque en su mente primitiva existe solamente el instinto de sobrevivir.

Se esconde detrás de una piedra como táctica básica de sobrevivencia, en la tenue luz que le proporciona su bola brillante mira como alguien con las mismas características que él entra. No se había topado con otra criatura con la misma similitud y eso le llama la atención mas no baja la guardia. Ve como su intruso se acerca a la bola de fuego con curiosidad y acerca la mano, como él esperaba escucha su alarido de dolor, sus labios se ensanchan en su rostro de manera reveladora, siente algo nuevo y no sabe qué es pero se siente bien al ver que ese intruso se ha dañado y más aún se siente bien cuando cae en cuenta que su intruso no conoce lo que él sí.

Queda viendo como él se acerca más a pesar de que fue dañado porque seguramente sintió la calidez sanadora, agarra su arma porque a pesar de que es algo que no ha visto y que le causa intriga, tiene el único conocimiento de sobrevivir, y confiar en algo o alguien en ese caso no está en su conocimiento básico. Lentamente se va acercando apuntando la espalda del extraño para insertarle su lanza, está a punto de hacerlo cuando él voltea a verlo y se ve detenido al ver los grandes ojos del intruso, nunca había visto algo así, ni siquiera cuando se miró a sí mismo en el líquido que tomaba para no debilitarse.

El intruso tiembla con miedo pero se mueve rápidamente y empuja al que parece ser el dueño de esa luz misteriosa. Ambos terminan en el suelo entre alaridos de pelea y una lucha comienza, intentan darse golpes con las manos, se mueven por el suelo, la tierra se levanta para molestar a sus ojos, cuando se dan cuenta ya están afuera de la cueva y la bola de luz clara está arriba de ellos, el viento corre entre ellos helando sus cuerpos.

Un golpe, dos golpes y ambos se encuentran a un paso del acantilado, el intruso es más pequeño que él dándole una gran ventaja pero el otro en cambio lucha con todas sus fuerzas porque un sentimiento le impulsa a no dejarse vencer. Se fija en el rostro sucio de él y se siente atraído de una forma que sólo identifica con la ansiedad de comer, hay algo que no comprende en ese tiempo por lo que no le presta atención, toma el delgado cuello de su enemigo y lo pone al raz del acantilado, lo va a tirar de eso está seguro aunque algo le detiene por unos segundos, mira su ojos por lo que cree que será la última vez y le suelta.

Sin embargo el pequeño no se deja vencer fácilmente, antes de caer a su muerte segura agarra el pie del otro y lo jala para llevárselo consigo. Ambos caen y sólo pueden verse la cara el uno al otro sintiendo que será lo único que verán porque la altura es demasiada, sienten que en sus estómagos un golpe se forma, el aire se les va y en un intento de salvarse se toman de las manos, no de manera amable sino como búsqueda de que el otro caiga primero para que así el golpe del otro no sea tan duro. Otra pelea comienza ahí mientras caen, de alguna forma terminan muy pegados y sus labios se rozan con brusquedad, su impacto fue recibido por el líquido del que siempre beben y eso les salva las vidas por un momento porque la fuerza del líquido no perdona y se los lleva en su camino.

Tragan de golpe lastimando sus gargantas, morir en manos de su sustento de vida era su destino, a duras penas se miraron porque compartían el mismo destino y eso le daba cierto calor en el pecho, no estaban solos, intentaron acercarse pero no podían. El camino se acaba y hay otra caída, esta vez no sobrevivirán y lo saben, antes de morir en los picos de piedra que les espera logran rozar sus dedos y ahí acaba todo.

Quizá el haber muerto juntos fue lo que unió sus almas en ese momento porque ese no fue su último encuentro... sólo que en esa vida sí lo fue, mas no en las siguientes.




Reencarnación / KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora