Capítulo 2.

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- ¿Qué pasa? ¿El gato te comió la lengua mocoso? - Se burló Yami acomodándose sus gafas, Yugi se quedó callado mirándolo fijamente planeando la estrategia para darle su "bienvenida" - Sí me parece que el gato te comió la lengua.

Todos rieron, más la madre de Yugi que la veía con burla, casi se podía leer en su sonrisa que decía: Por fin me liberare de este engendro.

El sólo subió las escaleras con la intención de ir a su habitación, no sin antes sacarle su hermoso dedo de en medio a Yami, este le guiñó el ojo. Parecía que este psicólogo no era aburrido, el creía que todos eran unos aguafiestas.

Al menos hoy sería una noche inolvidable.

- Y empaca tus cosas de una vez, Yugi. Mañana te irás con Yami a California. - Paró en seco y miró con recelo a su madre, cuando estaba por replicar su celular sonó, lo sacó de su pantalón y era... Bakura.

- Como sea. - Entró a su habitación dando un portazo y atendió la llamada.- ¿Qué quieres?

- Si serás tremendo imbécil ¿No vendrás a la fiesta o qué viejo? ¡Hacen falta tus dramas!

Yugi maldijo, había olvidado por completo la fiesta a la que iría hoy todo por el asunto del internado y el psicólogo. Pero una idea perversa pasó por su mente.

- Bakura, diles a todos los de la fiesta que vengan a mi mansión. Aquí se hará la fiesta, y de paso trae stripers.

- ¡Esto será un tremendo reventón! ¡Ya oyeron, a la mansión de Mutou! - Gritó Bakura al otro lado se oyeron como festejaban, sonrió colgando el teléfono. Tenía que darse prisa y llevar lejos a sus padres de la casa, sólo alguien paso por su cabeza.

Su hermana.

Salió de su habitación para meterse a la de su hermana, y sí, estaba estudiando hasta el cansancio. Además ella saldría beneficiada en su plan, tendría tiempo libre. Se puso a la par suya cerrando los libros que tenía, ella la miró confundida.

- ¿Qué pasa Nii-san?

- ¿Quieres tiempo libre? - Ella asintió sin dudar.- Bien lo que tienes que hacer es decirles a nuestra madre y al abuelo que vayan a comprarte un montón de libros lejos de aquí, así se tardarán y tu podrás ver la televisión por cuanto quieras. ¿Qué dices? - Enarcó una ceja con una sonrisa, nuevamente su hermana asintió emocionada saliendo de su habitación yendo hacía abajo.

Su plan estaba yendo de maravilla, el mismo se encargaría del psicólogo. No permitiría que lo llevasen lejos de su hermana ni de su hogar. Si lograba fastidiar al psicólogo podría cambiar de opinión y no llevárselo y restregarle en la cara de su madre que no podía con el.

En minutos su hermana regresó con una sonrisa.- ¡Listo, Nii-san!

- Muy bien Rebeca, ahora ve televisión todo lo que quieras, y ponte seguro ¿esta bien? - Ella asintió, salió del cuarto y vio como ponía seguro mientras oía como gritaba de alegría. Inconscientemente el sonrió.

Cuando estaba por bajar se encontró con el psicólogo mirándolo seriamente. - ¿Qué tramas mocoso?

El no dijo nada, sólo paso a un lado de el tomando su chaqueta del perchero y colocándosela. Yami lo sostuvo del brazo. - ¡¿Que quiere?!

- Es extraño que tu hermana haya bajado para decirles a tus padres que quería muchos libros para estudiar, y que tu hayas salido de su habitación, no sé que tramas pero no caeré. - Yami lo miró con autoridad, Yugi rodó los ojos.

- ¿Y ya por eso cree que planeó algo? miré, los estudios de mi hermana son estudios, y sólo entré a su recamara a ver que podía regalarle por su cumpleaños.

Mi pequeño problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora