Capítulo 14

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Nadie pensaría que ese día solo fue el comienzo del caos y de la tempestad que le esperaba a Yugi, pero definitivamente esa noche le dejo un amargo trago.

Aunque hubiese convivido muy poco con Ryou, le simpatizaba dicho albino, era como uno de los suyos. Un poco desorbitado.  Pero la escena que jamás olvidaría fue cuando sacaron su cuerpo del antro bañado de sangre por las balas que le dieron.

— ¡No, no no! ¡NO! — bramó apunto de echarse entre la gente para alcanzar a su compañero— ¡Ryou!

Pero Jounochi lo detuvo justo a tiempo sujetándolo con fuerza en los brazos. Ahora mismo Yugi no se sentía con mucha fuerza, su cerebro estaba en shock sin asimilar lo que estaba pasando, esto no era un simple balacera en Las Vegas.

— ¡Calmate Yugi! ¡No podemos hacer nada! — gritaba el rubio tratando de hacer consciente de la cruda realidad al tricolor quien hacia oídos sordos y seguía gritando.

— ¿Porqué lo habrían matado? el es un buen chico, de todo este tiempo que llevábamos conociéndolo jamás fue de buscar pleitos, o quizás alguien más iba tras otra persona y Ryou por desafortunado lo alcanzó la bala.

Pero Yugi se negaba rotundamente a esa teoría de Honda. No, el estaba raro en cuanto fueron a la barda a beber, esa actitud suya no era normal. Bueno en ninguna persona se arriesgaría en una balacera. No, algo había tras esto. Ryou no fue asesinado por error.

La policía sacó otros dos cuerpos, pero estos solo eran heridas de gravedad, ningún muerto más que Ryou, habían cumplido con su trabajo el asesino.

Yugi después de un rato se calmo, pero su cuerpo seguía temblando conforme a la situación. Jamás había estado tan cerca de la muerte, siquiera de sus travesuras en Japón. Tuvo mucha suerte de no ser aquellos heridos que fueron trasladados al hospital, ahora el problema era..

— ¿Madre? — hablo Yami al teléfono con aire angustiado.— ya te enteraste... te juro que... si, si...está en el hospital, Ryou murió...entiendo, nos veremos allá, lo siento. — colgó, su cara estaba demasiado pálida y mostraba un semblante de haber visto a un fantasma.

El tricolor se zafó de Jounochi caminando hacia Yami, ahora que se ponía a pensar, Ryou era un paciente de ese Internado. Ya se imaginaba a su suegra alterada como el demonio de tasmania. Y de lo furiosa que debería estar con su hijo, pero por su ausencia de el, sospecharía que todo esto debía ser obra de Yugi.

Ahora no le importaba obtener toda la culpa, aunque la idea ha sido de Jounochi. Pero el había contribuido a quedarse y no buscar cuanto antes a Ryou, ese había sido el plan pero su pecado de las fiestas y el alcohol lo sedujo.

— Yami...

— Quiere que vayamos al hospital. Ahora. Nos encontrará allá.

El grupo subió a un Taxi el cual los llevó directo al hospital, aunque quizás no haya remedio, quien sabe cuantos balazos pudo recibir Ryou en el impacto, recordó que eran seis, ojalá y le haya rozado solo uno en un órgano no tan importante.

Después del veredicto del doctor y de la autopsia que recibió Ryou, se determino que dos balazos alcanzaron a darle justo en el estómago, uno atravesó el pulmón y uno en el cuello. Los otros dos habían recibido los balazos restantes.

Los padres del peliblanco lloraban con dolor al recibir tal noticia, la mujer quien estaba por desplomarse en el suelo ante la noticia, su esposo solo la consolaba con mirada neutra al doctor, su mirada decía que toda la culpa era del doctor por no haberlo salvarlo. Reconocía Yugi ese sentimiento de rabia, era similar a como miró a su madre cuando su padre los abandonó. Toda la culpa era suya.

Mi pequeño problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora