Capítulo 11

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─ ¡¿Cuántas veces tengo que decir lo siento?! ─ repitió por decima vez Jounochi mientras caminábamos directo a la clase de deportes variados, según por lo que me dijo el rubio, Yami pensó que poner ejercicios en el Internado tranquilizaría nuestra angustia y desesperación de estar encerrados aquí.

A buena hora, ya estaba planeando una huida a algún Club Nocturno por aquí.

─ Hasta que se me baje la puta erección que tengo. ─ señalé con mi dedo mi pantalón, con mi erección notable. Estaba más que emputado con Jounochi, había interrumpido en el mejor momento de mi pinche vida. Pero... me alegro que lo hiciera. ─ mira nada más, ahora tengo que hacer algo con esto.

─ Te puedo ayudar... ─ susurró cerca de mi oído, admito que Jounochi era apuesto pero.., no es mi tipo. Me aparté. ─ vale vale, sólo jugaba. Tampoco eres mi tipo.

─ Concordamos en esa parte.

Nos reímos fuerte llegando a las afueras del Internado, donde había un espació para los que le gustaban el Tennis, el Futbol, la Natación y el Basquetball. Me gustaban todos los deportes de aquí, recuerdo cuando era niño en la primaria participaba de todo..., era un niño aplicado en esos días, hasta que tuve 13 años.

─ ¿A cuál te meterás? ─ Preguntó Jounochi buscando con la mirada a alguien. Entrecerré los ojos viendo cada uno de los deportes, no podía elegir uno solamente. En mi ocasión sería algo difícil. Hasta que mi sonrisa se extendió como la del Grinch en Navidad.

Vivian estaba en la piscina de natación, con un patético corte de cabello oculto en una peluca, ¿quién habrá sido su peluquero? ah no, esperen. Fui yo, y es mi obra de arte. Una sonrisa maléfica cruzó por mi cabeza.

─ Me meteré en natación. ─ le notifiqué a Jounochi, estaba por preguntarme por que, pero al ver a Vivian en la piscina me miró cómplice.

 ─ No tienes limite ¿verdad?

─ No, ahora... dime una cosa... ─ la sonrisa de Jounochi se intensifico.

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Vivian salió de la piscina junto con su toalla para secarse e ir tras su celular, el cual estaba sonando. Al ver el nombre de quien la llamaba, tenía el móvil escondido de todos los demás ya que era una ventaja que le había dado Yami, se alejo de los demás para contestar.

─ ¿Qué quiere? ─ limpió su rostro con la toalla.

─ Quiero confirmar lo que me dijeron mis subordinados, ¿él está ahí? ─ habló el hombre roncamente al otro lado del teléfono.

─ Sí, lo está ¿quién se lo dijo? ─ preguntó desconcertada.

─ No subestimes mi poder Wong, sólo haz lo que te digo. ─ masculló apagando su cigarro del otro lado.

─ Puedo encargarme sola de ese idiota, no necesito de su patética ayuda Señor. ─ dijo confiada. Siempre se caracterizo por esa confianza suya para salirse con sus planes.

─ Oh, en ese caso. Supongo que no te importará que le diga a la policía sobre...

─ ¡No lo diga! ─ interrumpió alzando la voz.

Recordarle eso... era algo que la jodía, su punto débil y ese sujeto lo conocía perfectamente para chantajearla.

─ Y que te quedaras sola nuevamente y nadie pueda ayudarte... ─ se burló detrás de la llamada. Hacerle recordar eso a Vivian era su diversión, la hacía poner como una sumisa.

Mi pequeño problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora