Yugi abrió sus ojos viendo todo borroso, lo único que distinguió fueron esos ojos carmesí que tanto le gustaban. Sonrió inconscientemente al ver el rostro de Yami preocupado, quien al verlo despertar sonrió suspirando de alivio.
- Hola. - Dijo el tricolor menor con una sonrisita en su rostro.
- Sí que eres un desastre, hiciste un excelente trabajo al querer huir, lastima que tuviste que drogarte para que tus planes fallaran. - Yami apartó un mechón que se colocó en el cabello de Yugi acomodándolo.- Pero ¿querer electrocutar a las personas? eso es de psicópatas.
- Fue la droga, no yo. - Bufó acomodándose mejor en la cama, dándole la espalda a Yami.- Y no me moveré del hotel e ir a California.
La risa del oji-carmesí no se hizo esperar, ya que soltó tremenda carcajada. Yugi frunció el entrecejo.- ¿De qué se ríe?
- No estás en el hotel, estás en tu habitación.
El tricolor se puso de pie viendo a su alrededor comprobando lo que decía, al ver sus posters de sus bandas favoritas y su cuarto desordenado dio tremendo golpe en la cama golpeándose en el dedo chiquito.- ¡Mierda!
- Superaste mis expectativas que tenía sobre ti, lo que sí me causo risa fue que te hicieras pasar por una sexoservidora y metieras a tu amigo en esto. De hecho tu único amigo. - Se cruzó de brazos mirándolo con superioridad, como si se estuviese burlando de el por su no tan perfecta estrategia. Que pudo haber salido bien si no fuera por la droga.
- Tengo más amigos que él. - Contraatacó el menor sentándose al borde la cama, nuevamente dándole la espalda. La verdad que esos demás amigos, sólo lo querían por su dinero y fama.
- ¿A sí? ¿Te refieres a los que te buscan por dinero y tu fama de niño malcriado psicópata? - ¡Bingo! había dado en blanco leyendo la mente de Yugi.
- Mira tu idiota, nadie pero nadie me habla así. - Amenazó acercándose más a el, en cuclillas sobre la cama. Yami por su parte se mantuvo estático en su lugar sin hacer movimiento alguno. Yugi vio con detenimiento su postura, traía aún sus gafas puestas, eso era algo que lo volvía loco en el.
Se las quitó para poder apreciar mejor esos ojos carmesí. Yami tampoco se quedó atrás y miró fijamente a ese adolescente que por fuera parecía un angelito que no rompía un jarrón, pero por dentro era incluso más peligroso que un atentado.
Fue acercando su rostro hacía el, oprimiendo sus labios inseguro si hacerlo o no. Ese chico tenía algo que lo atraía desde el momento en que lo vio con su torso desnudo en la puerta.
Aparte por su ética de trabajo era indebido que hiciera esto con su paciente, bueno de hecho aún no lo era hasta llegar al Internado. Mandó al carajo todo y besó a Yugi ferozmente en los labios recostándolo en la cama.
Yugi jadeo en sus labios por el repentino beso, definitivamente no se esperaba que el lo besara. Pero le dio igual y siguió con el beso pasando sus labios por su cuello mientras este gemía de placer.
El menor giró sus cuerpos quedando el arriba y el abajo, una sonrisa juguetona pasó por su mente. Yami lo miró ladeando la cabeza.
- ¿Qué piensas mocoso?
- Vuelve a decirme mocoso y le castro su amigo.
- Auch, hasta a mi me dolió.- Bromeo con una sonrisa coqueta.
Yugi tomó las manos de Yami colocándolas a un lado de su cabeza mientras desabrochaba su camisa blanca con los dientes, se estremeció en seguida cuando sintió la lengua de Yugi rosarle el pezón, el la succionó enseguida lamiendo la zona dejando erecto el pezón mientras su psicólogo gemía echando su cabeza hacía atrás con un rubor en sus mejillas. Sonrió triunfante.
ESTÁS LEYENDO
Mi pequeño problema.
Mystery / ThrillerYugi Mutou es un chico problemático debido a una dura vida que empezó a llevar a sus 13 años, su madre harta de su actitud decide contratar a un psicólogo; Yami Atemu, . Pero el problema es ¿Podrá con esta difícil tarea sin mantener otra relación q...