Capítulo 21 (Parte 1)

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— Yugi. — murmuró con tristeza Yuto al ver a su hijo de esa forma. — ¿Qué te ha pasado eh?

Se acercó tomándolo en brazos, ignorando los murmullos de sus empleados le ordenó a Carl que nadie hablara de esto con nadie, y que actuaran normal.

— Pero señor... ¿conoce al niño?

— No te ordene cuestionarme, Carl. Solo haz tu trabajo y actúen como si nada pasó. Yo me ocuparé del niño. — dijo fríamente cerrando la puerta con su pie en la cara de sus empleados.

Era una oficina pequeña pero dispensable que a Yuto le servía demasiado. Había dos puertas en esta; una cocina y la habitación. Al frente estaba lo que era la oficina. Un pequeño escritorio. Las paredes estaban pintadas de blanco y el piso era de madera. Al pisar rechinaba.

Colocó un trapo mojado en la frente de su hijo ya que comenzaba a arder demasiado. Sus ropas estaban húmedas aún así que se las retiró.

— ¿Qué te ha pasado eh? — repitió sus palabras de al principio. — estas muy decaído... — suspiró — sospechó que ha de ser culpa mía. Sí.

•  •  •

— Así que lo decidió... — Vivian veía el anillo en sus manos sonriendo. — de verdad que Yami es idiota sin remedio.

— Vivian.

— ¿Qué qui...?

Un golpe fuerte resonó junto con el sonido de una nariz rota. Vivian se tapaba la nariz sangrante aguantando el dolor y viendo a su agresora, de pronto su piel se erizo y sintió el sentimiento que no había sentido hace mucho, teniendo aquel miedo que solo había experimentado de verdad una vez.

Aquella mirada de Anzu era totalmente diferente a la de antes, no mostraba la máscara de sumisa que siempre vio en ella.

Sus ojos mostraban frialdad y un odio increíble que Vivian reconoció.

— Te lo advertí Bianca.— su voz sonaba seca y amenazante.

Un punto.

— Ya esta hecho, actúas demasiado tarde niña. — murmuró con paciencia que ocultaba su miedo. — tus advertencias no me dan miedo.

Anzu torció la boca curvando una sonrisa.— ¿segura? Soy el reflejo de tu miedo Bianca.

— Tu no sabes mi miedo. — la sangre comenzaba a escurrirle de la nariz y el dolor se le hizo más fuerte.

Había guardado toda su ira y fuerza la castaña en ese puño para darle su merecido. Pero la realidad es que a Bianca ya no le importaba ser golpeada, consiguió lo que quería.

La segunda fase estaba completa.

Sólo faltaba una.

— Es tu problema si no me escuchas, sigue haciendo esto y el será quien te mate. No a Yugi, sino a ti.

— Ja, vaya. Te preocupas por mi, que halagador.

— Te equivocas, yo no me preocupo por la basura.

Bianca gruñó ignorándole quitándose la mano de la nariz. — Vez esto ¿no? — enseñó su mano con sangre. — grabatelo bien porque así será el color de ese mocoso.

Mi pequeño problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora