Capítulo Dieciocho

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No se porqué me impresionó tanto, porque sabía que él era adinerado, pero el echo de que Bryan leyera tanto me sorprendió demasiado. Tenía repisas, y repisas llenas de libros, algunos conocidos otros no tanto, tenia su escalera para alcanzar los libros de arriba con un sofá y un sillón con una mesa de café en en centro de todo.

-¿Lees?- no se que fue más estúpido, si mi pregunta o mi cara en ese momento.

-Pues claro love- dijo el, ignoré el ápodo en inglés que dijo, y trate de calmar mis ganas de subir y ver todos los libros que hay allá. Creó que Bryan notó mis ganas, y solo le bastó decir -Adelante- para que yo tirara el bolso en la cama y subiera como un rayo las escaleras de su cuarto para ver la mini-biblioteca.

Habían libros que conocía, habían clásicos, y sorprendentemente en otros idiomas. Habían en Francés, Inglés, Alemán, Italiano, Japonés, y muchos otros.

-No sabía que podías hablar tantos idiomas- dije pasando mi mano por los lomos de los libros, ojeando los títulos en idiomas desconocidos por mi.

-Si, es más un pasatiempo para mi- dijo sentándose en el sofá, agarrando un libro que estaba previamente en el puesto donde esta él ahora y poniéndolo sobre la mesa pequeña.

-¿Aprender idiomas?- le dije sintiéndome curiosa por el libro que estaba leyendo antes, así que caminé hacia el y lo abrí. Estaba en otro idioma, Francés quizás.

-Si, cuando era niño siempre estaba aburrido, y mi mamá y papá nunca estaban en casa. Así que me ponía a leer, y aprendía los idiomas que se me ocurrieran- dijo con una sonrisa en su rostro, como si se estuviese acordando de aquellos momentos.

-¿A caso siempre trabajan?- le dije rindiendome con las palabras en francés y poniendo el libro devuelta en la mesa, me senté en el sillón que era increíblemente cómodo.

-Algo así, es complicado- dijo riéndose. Lo miré extrañada pero no le pregunté nada.

-Y cuantos idiomas sabes entonces?- dije, en serio me gusta aprender cosas nuevas, y más idiomas. Lo encuentro tan genial que hayan tantas culturas y tantos lenguajes en el mundo, pero odio el echo de que sólo sepa un poco de inglés (además del español obvio).

-Como... dieci algo, eh no se, quien los cuenta- dijo de lo más tranquilo peinándose su cabello.

-De dónde sacaste tantos libros, Grayson- dije mirando a todos los libros a mi alrededor.

El siguió mi mirada hasta que encontró mis ojos, y nos quedamos así; mirándonos a los ojos como por dos minutos antes de que respondiera -De todos los lugares que he ido, esa también es una razón por la cual he aprendido tantos idiomas- empezó a decir. Le di una mirada para que continuara, la verdad no sabía tanto de él.

-Mi mamá tiene un trabajo muy... apretado, siempre nos estábamos mudando. De echo yo nací en Inglaterra, a los cuatro nos mudamos a Francia, después a Italia, a India, a Rusia, a Alemania, a Chile, a Argentina, a España. En realidad se puede decir que he vivido en todas partes- dijo con una risa al final.

-Eso es genial, yo nunca he salido del país- confesé bajando la mirada de repente sintiéndome un poco intimidada por tanto recorrido que ha hecho el.

El se rió, una risa profunda y auténtica con una sonrisa grande y hermosa. Nunca lo había visto sonreír así, en el colegio nunca sonríe así y menos se ríe (si es que alguna vez se ríe).

Me debí haber quedado viéndolo por un poco más de lo debido porque al darse cuenta se dejó de reír pero la sonrisa era evidente en su cara.

-Algún día te enseñaré los idiomas, y tal vez viajemos por el mundo- dijo ya imaginándose la película completa en su mente. Me reí de la idea absurda, pero asentí sin decir nada más.

Cayendo Por El OpuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora