Capítulo Quince

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Nunca me ha gustado ignorar a las personas, no se me hace fácil tampoco. Pero ignorar no me parece la respuesta, prefiero hablarlo y arreglar las cosas antes de sólo hacerle la ley del hielo a alguien. En esta ocasión es diferente, ya que a la persona que estoy ignorando es Bryan Grayson. En el colegio no me dejaba quieta, preguntándome cosas o diciéndome cosas respecto al acuerdo. Incluso en el almuerzo. Y yo sólo lo ignoraba, en realidad no quería admitirselo a nadie, mucho menos a Sam y Paige, pero me estaba arrepintiendo de haber firmado el acuerdo con él.

Ya es viernes en la noche y no me podia decidir que poner. Como se supone que vas vestida a un juego? De pantalón largo? De short? Por qué de repente me importa como me veo? Ugh.

Agarré lo primero que vi, unos pantalones holgados con una blusa sin mangas suelta y unas vans. Fresca y casual. Ugh.

No se que me pasa, es primera vez que estoy nerviosa, y por algo tan tonto como un juego de fútbol en el colegio? Que estupidez. Deben ser nervios por Sam, para que pueda jugar bien y gane! Si debe ser eso! Ugh!

Sin querer pensar más agarré mi teléfono y salí de mi cuarto hacia afuera -Chao papi!- grité y antes de poder salir llegó corriendo desde la cocina.

-Eh eh- me dijo y me paró la puerta -A dónde vas?- preguntó viendo hacia afuera, donde estaba Paige en su auto.

-Al juego- le dije viendo el reloj en mi muñeca -Que ya voy bien tarde, chao papi. Te amo!- le dije antes de salir y dejar la puerta abierta para que el vea.

-Cuidado! No tengas sexo! Y no hagas drogas!- fue lo único que me dijo antes de cerrar la puerta y que yo cerrara la puerta del copiloto en el auto de Paige.

-Y vámonos!- dijo Paige antes de encender la radio a todo volumen con una canción de los Beatles (obviamente) y empezó a manejar hacia el colegio. Donde era el juego de hoy con los Dragons.

Nuestros equipos siempre han sido rivales, en todo. En fútbol, béisbol, voleibol, ajedrez, en todo. Supongo porque somos los únicos equipos en esta cuidad que se toman el deporte enserio, la gente se siente obligado a seguir a uno. O los Dragons o nosotros, los Linces.

Cuando nos enfrentamos siempre se llena el estadio, así que no fue sorpresa que nos tuvimos que estacionar lejos y correr hacia la cancha donde ya todos estaban sentados y gritando como locos.

Por suerte el juego no había comenzado, solo estaban calentando y lazando balones para practicar. Paige y yo nos sentamos en una de las últimas gradas, ya que llegamos tarde. Había gente pintada de verde y otros de rojo, dependiendo del equipo a que le iban.

Hay gente que se toma esto de animar muy en serio.

Las porristas estaban animando con sus minifaldas y pompones pero mis ojos recorrían a todos los cuerpos en la cancha.

Ya recuerdo porque vengo a estas cosas.

Encontré a Sam estirándose y poniendo la camisa del equipo sobre toda la protección que se usa para jugar y después se puso el casco gigante.

Mis ojos se dieron la libertad de moverse y escanear a los otros jugadores y encontré a varios de los chicos. Estaban Ashton quien era el 69 (muy típico de el), los gemelos uno era el 17 y otro el 71, Sam quien es el 24, Chase quien es el 11, y finalmente vi a Bryan quien es el 1.

También note algunas chicas con cárteles y el nombre Bryan escrito en letras muy resaltantes o sino solo tenían el número uno en un cártel.

Paige y yo compartimos una mirada que decía "Desesperadas". Ella tenía la chaqueta del equipo de Sam arriba de su jean y blusa. Siempre nos turnamos la chaqueta, en un partido ella y en el siguiente yo. En el próximo es mía.

Cayendo Por El OpuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora