Marcos estaba mudo, cuando logró escuchar la pregunta del médico reaccionó
-Eh? Si, por supuesto, quiero estar con mi mujer en todo momento *con sus ojos casi vidriosos*
-Me parece muy bien Guerrero, vaya que las enfermeras le van a poner la ropa para que usted se quede con ella.
Quince minutos más tarde ya estaba todo preparado para comenzar el parto, Marcos estaba en el pasillo de la clínica comunicandosé con sus familias para avisar que su beba estaba a punto de nacer. A pocos minutos todos estaban ahí, esperando novedades, Isabel, Flor, Brenda, Natasha, Elena, Emilio, caminaban en el pasillo queriendo saber todo lo que ocurría ahí dentro.
Victoria ya estaba en trabajo de parto, Marcos estaba a su lado tomandola de la mano y de vez en cuando le besaba la frente y le decía todo lo que la amaba realmente sentirlo ahí a Victoria la emocionaba y la tranquilizaba en cierta manera, los dolores aumentaban de intensidad, pero lo más importante para ella era tener a su hija junto a su pecho, verle la carita, trataba de no pensar en el dolor, sentía sus músculos tensos y a la vez actuando como por si solos, una extraña mezcla entre dolor y movimientos que vienen y se van por momentos, respiraba y pujaba hasta que la partera que estaba siendo ayudada por el médico exclamó:
-Ya se ve la cabecita! Vamos Victoria, un esfuerzo más!
Marcos se acercó y la vió ahí, saliendo del interior de su mujer, es una imagen que jamás va a borrar de su cabeza, estaba emocionado, no pudo evitar llorar, Victoria transpiraba y apretaba fuerte su mano, hasta que la vió allí, estaba en las manos del doctor, llorando a los gritos, Mía había nacido, Victoria respiro profundo y comenzó a llorar de emoción al verla
-Es una niña muy sana dijo el doctor mientras la inspeccionaba
Estaba algo moradita, pero blanca, sus manitos eran tan chiquitas Marcos se acercó a ella, y seguía llorando mientras observaba cada detalle de su beba.
La limpiaron, la envolvieron en una mantita, y se la dejaron a Victoria, quien la acostó en su pecho y sin poder hablar de la emoción, se secaba sus lágrimas y acariciaba su carita, las lágrimas de Marcos la hacían emocionar aún más, la espera había terminado, los dolores físicos que eran tan fuertes habían cesado de golpe, ella se sentía plena, con su beba en brazos, feliz porque sea sana y porque era completamente suya, era increíble lo que sentía en ese momento, único, especial. Las sonrisas de las enfermeras, las felicitaciones de todos los que estaban en la sala la hacían feliz, al tener a su bebé en los brazos se olvidó de cualquier sentimiento o dolor que se había sufrido
-Mirala Marcos, es hermosa! *sonriendo y llorando a la vez, completamente emocionada*
-Es igual a vos mi amor, es perfecta!
-Soy tan feliz Marcos *acariciaba la cara de la beba y le hablaba de manera tierna* Hola Mía, con papá te estábamos esperando mi amor, ya estás en mis brazos, te vamos a cuidar y amar toda la vida bebé
-Ay mi amor, que linda es, son lo mejor que me pasó en la vida! *les da un besito a las dos en la frente*
-Es un angelito! Es un regalo de Dios, es el momento más feliz de mi vida Marcos
-El mío también mi amor, las amo, con toda mi alma
Marcos le acariciaba la cabeza, tenía poquitos y suaves pelitos, miraba sus manitos, su piecitos y no podía creer que fuera su hija
-Viste lo que es mi amor? No puedo dejar de mirarla
La enfermera entró a la sala, -Te vamos a llevar a una habitación común Victoria
-Pero no quiero que me despeguen de mi hija
-Tenemos que ver que todo esté bien, pero no te preocupes que el médico la va a controlar adelante tuyo
-Ah bueno, así sí, no quiero estar un segundo sin ella
La enfermera ayudó a trasladarla a la habitación, llegó el médico, corroboró que todo estuviese bien, y le colocó a la beba en el pecho para que se alimentara
Marcos observaba todo embobado, no podía creerlo, era todo demasiado hermoso, la beba era el calco de Victoria, blanca, cachetona, con su pelo castaño clarito, casi rubio y aunque no había abierto los ojos, suponía que serían como los de la mamá, estaba completamente enamorado de su hija
Mía se prendió al pecho de su mamá y tomó la leche sin problemas, la conexión que sintió Victoria en ese momento fue muy fuerte, estaba alimentando a su hija, que era suya y la tendría a su lado toda su vida, no podía contener las lágrimas, Marcos las observaba y se emocionaba al mismo tiempo.
-Amor voy al pasillo a avisarle a la familia que deben estar locos por saber!
-Está bien mi amor *sin despejar los ojos de su beba* pero después vení
Quería disfrutar cada momento, estaba aprendiendo a ser mamá, y era el sentimiento más puro, era el fruto del amor que sentía por Marcos, estaba completamente emocionada.
-Claro mi vida, voy y vengo *las besó a las dos y salió de la habitación*