Acaricié su espalda desnuda. ________ suspiró mientras me acurrucaba más junto a mí.
—Deberíamos vestirnos antes de que venga papá.
A regañadientes la solté y ambos nos levantamos para vestirnos. Mientras ella volvía a ponerse el sujetador, me miró sonriente.
— ¿Sabes que papá aun piensa que soy virgen?
Le sonreí burlón.
—Vaya, que ternura. Es increíble que, sabiendo que vives conmigo, piense que no te he tocado.
—Confía en mí —sonrió con orgullo—. Bueno, la verdad es que se la pasa borracho. Tampoco es que se le dé muy bien lo de pensar con sobriedad.
Se puso de nuevo la camisa. En un parpadeo ya estaba vestida. Oh, que terrible. Yo aún estaba desnudo.
— ¿Qué esperas para vestirte?
—A que me ayudes.
Ella enarcó una ceja mientras se cruzaba de brazos.
—Vístete tú solito.
—No seas así, nena. Yo te ayudé a desvestirte. Ayúdame a vestirme, venga.
Puso los ojos en blanco. Se dio la vuelta, sacó su maleta y la lanzó sobre la cama.
—Mientras te vistes, voy a guardar mis cosas —me sonrió burlona—. ¿O es que no viniste a buscarme?
Comencé a vestirme.
—Por supuesto, nena —tomé la camisa—. Aunque me temo que esta noche tendremos que dormir en un hotel. Mañana busco un departamento para nosotros. ¿O prefieres una casa?
—Lo que escojas está bien.
Oh, nena. Nunca me pides nada…
—Una casa. La idea de una casa suena mucho mejor —me coloqué los supras—. No, ya se: busquemos un departamento, donde viviremos mientras termine la gira. Cuando nos casemos conseguimos una casa.
—Deja de malgastar el dinero, Justin. Vamos a pasar solo dos semanas aquí. Luego empezaremos a planear la boda. Escojamos un solo lugar.
—Alfredo conoce departamentos bonitos. Luego la casa la escogemos entre los dos, ¿sí?
Puso los ojos en blanco.
—Me encanta cuando tomas en cuenta mi opinión.
—Gano dinero como un maldito loco. Que gaste un poco no es nada.
—“Que gaste un poco no es nada” —musitó burlona—. Hoy un hotel, mañana un departamento y en dos semanas una casa. Eso es mucho dinero. Guárdalo para el bebé.
Sonreí.
—Oh, ya me muero por decorarlo —me acerqué y la abracé por la cintura—. Su cuarto estará junto al nuestro. Lo vamos a pintar los dos juntos. Vamos a comprar las cosas que te gusten para ponerla en la habitación.
_________ sonrió.
—Me gustaría que se llame Jason ¿Te gusta?
— ¿Jason Bieber? —le di un beso en el cuello—. Sí, me gusta.
— ¿Y si es niña?
—_________.
— ¡No! No quiero que se llame como yo.
— ¿Phoebe?
—Mm, no.
— ¿Julie?
—No.
— ¿Natasha?
Silencio.
— ¿Natasha Bieber? —ella soltó un gritito—. Sí, ese ¡Ese me gusta!
Ambos soltamos una risilla.
—Te prometo que no voy a dejar que Derek nos separe, cariño. Voy a transformarme en el hombre que quieres que sea. Ya no volverás a avergonzarte de mí
________ se estremeció. Quizá Derek tenía razón. Estaba dejando de ser quien era, pero por ________ podía serlo. Quería hacerlo, porque ella se merece algo mejor que yo y sin embargo seguía conmigo. Mi vida no sería vida sin ella.
DEN ME GUSTA, POR FAVOR.